Política y Economía 31/01/2017 . Hora: 07:31
Los hechos delictivos preocupan a los vecinos, pero las respuestas no aparecen. Hay sospechas de corrupción en torno a la Policía Local. Alarma la falta de recursos y la ausencia de una coordinación efectiva con otras fuerzas. Cuestionamientos al encargado de la Secretaría de Seguridad municipal
"Resolver la inseguridad es la primera demanda de la población”, afirmó ayer el analista político Rosendo Fraga, conclusión a la que llegó luego de un estudio realizado recientemente.
A pesar de que este año habrá elecciones, desde la Secretaría de Seguridad de La Plata, conducida por el abogado Darío Ganduglia, no parecen haber advertido la profunda preocupación de los vecinos por la ola de hechos delictivos en la región.
Violentas entraderas, escruches (robos en ausencia de moradores), arrebatos y actos vandálicos (fue atacada el sábado último la sede de la Secretaría por ocho motochorros) son moneda corriente ante la pasividad de las autoridades municipales en materia de prevención, lo que ha generado las críticas de varios concejales platenses (ver página 5).
Una de las quejas apunta a que Ganduglia no tiene conocimientos pertinentes para conducir el área de Seguridad y marca que, desde su llegada al cargo, a fines de diciembre, tras el relevo del excomisario Daniel Piqué, no se han percibido cambios.
Otra de las cuestiones que no se comprenden es que el nuevo secretario de Seguridad haya mantenido como jefe de la Policía Local a Sebastián Martínez Pass, quien está en la mira de la Justicia penal en una causa que encabeza el fiscal Marcelo Romero, en la que se investiga el cobro de coimas a comerciantes de la avenida 44, entre 8 y 12.
Esta sospecha de que los agentes de la Policía Local son utilizados para recaudar dinero de manera ilegal toma asidero cuando se observa a los uniformados “clavados” frente a un negocio en lugar de recorrer las calles de esquina a esquina, de manera tal de prevenir asaltos en todos los comercios del sector.
Son varias las fotos que han llegado a la redacción de este diario donde se puede ver a agentes de la Policía de Ganduglia parados o en el interior de negocios de distintos centros comerciales de la ciudad.
Todo parece indicar que los jefes de la Policía Local cobran de manera semanal entre 1.000 y 2.000 pesos por local y esa plata se la reparten entre las autoridades, ya que al uniformado el salario se los pagan los bonaerenses con sus impuestos.
Se trata de un vicio heredado de la Policía Bonaerense, de la que el exsecretario de Seguridad, Piqué, y el actual jefe de la Policía Local, Martínez Pass, formaron parte.
Deficiencias operativas
La idea de la Policía Local es que sea de “aproximación”, que esté cerca de los vecinos para desalentar la comisión de delitos. Sin embargo, en La Plata hay una gran dificultad al respecto.
Tras una “depuración” poco clara, los 1.000 agentes que conformaban la fuerza se redujeron a la mitad. “Son unos 500 uniformados los que andan en dúo o en trío y, por lo general, un 20 por ciento está de carpeta médica. A eso hay que sumar los francos, por lo que los agentes disponibles por día no son más que unas 80 parejas”, explicó un funcionario municipal a diario Hoy.
Además, “solo están en funcionamiento unas 25 motos y unos diez autos patrulleros, por lo que la prevención que se hace es una gota en el desierto”, agregó la fuente.
A estas falencias de personal y recursos logísticos hay que sumar la desarticulación que existe con la Policía Bonaerense. “Ellos tienen una capa de comunicación en los handies y nosotros otra. A veces los chorros les pasan corriendo por adelante, pero los pitufos (así denominan a los integrantes de la Policía Local) no se dan cuenta”, señaló un comisario de la Bonaerense.
En definitiva, Ganduglia, a quien califican como un inexperto a cargo de un área sensible, no colabora en nada para solucionar un problema que preocupa y lastima a los platenses. Se trata de una Secretaría que puede prevenir asesinatos y heridos graves, pero que requiere directivas claras y firmes. Hasta ahora, las sospechas de corrupción, la inexistencia de un plan preventivo serio y las malas decisiones en cuanto a los recursos humanos y logísticos hacen que la Policía Local solamente sea una postal en la ciudad.
Un caso testigo
El accionar de los delincuentes no tiene límites ante la falta de un plan de acción para combatirlos. De hecho, ayer trascendió que el sábado último, a las 5, un grupo de motochorros atacó a botellazos la sede de la Secretaría de Convivencia y Control Ciudadano, ubicada en 20 y 50, provocando varios daños.
El violento episodio fue registrado por las cámaras de seguridad pero hasta anoche no hubo detenidos. Un símbolo del fracaso de la Secretaría de Seguridad conducida por Darío Ganduglia.
Denuncian que echaron a un agente con conducta intachable
Abogados de un oficial de la Policía Local se comunicaron con diario Hoy para denunciar que el agente fue echado de la fuerza el pasado 23 de enero a pesar de tener una conducta intachable.
“Fue calificado por sus superiores con 10. Nunca faltó al trabajo, no tiene sanciones ni suspensiones, los informes psicológicos están bien, pero a pesar de eso, lo despidieron”, explicó la letrada.
“Ya revocamos la medida administrativa y vamos a ir a la Justicia en lo Contencioso Administrativo para presentar una medida cautelar”, agregó la abogada.
El oficial despedido prefirió mantener el anonimato porque confía que será readmitido. “Está claro que predominan las cuestiones partidarias a las operativas en la Secretaría de Seguridad del Municipio”, finalizó la letrada
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