Política y Economía 19/03/2017 . Hora: 09:51

Es concejal de Cambiemos, pero se muestra como la más opositora al gobierno municipal. Algo insólito porque no hay lugar más cómodo en un recinto que oponerse a un gobierno, buscando (obviamente) un espacio político que se diferencie de lo que uno critica.
Florencia Rollié es la mujer del hombre más oscuro del radicalismo platense, Javier Quinterno, muy conocido por ser acusado de "tener kioscos" -cada vez que el poder se lo permitió- sumado a ser un gran mariscal de la derrota en sus últimas experiencias electorales.
Ambos armaron una "SRL" que lo único que busca es usar el frente Cambiemos, para poder desde adentro presionar y buscar todo tipo intereses, que van más allá de las necesidades del vecino. El fin básicamente es poder aprovechar los años de oficialismo municipal para acceder a ciertos beneficios. El problema es que desde el día uno, este tipo de "pedidos" les fueron negados por el propio intendente Julio Garro, que nada quiere saber con estos nefastos personajes. Algunos aseguran que está cansado que lo extorsionen -diciendo barbaridades- y por eso estaría todo listo para la expulsión de Rollié del bloque Cambiemos.
El momento más tenso con su propio frente electoral, lo tuvieron cuando se destaparon los problemas del Mercado Central de La Plata. Fue ahí cuando junto a su socio José Ramón Arteaga (el concejal de los mil y un kioscos), "pidieron a gritos" que por favor les dejen intervenir ese Ente descentralizado de La Comuna, para quedarse con el negocio del "carga y descarga". Claro que no había nada de improvisación, ya que tenían todo listo con el sindicato para hacer negocios mucho más oscuros que los que la concejal Rollié "denunciaba" en el recinto.
Rollié y sus enormes gastos en las redes sociales
La concejal tiene un grave problema: es poco seria para los medios más grandes de la ciudad, por eso se la ve poco y nada y con suerte algún portal o medio de poco alcance la invita. Si bien en los primeros meses supo gozar de una vida mediática, al tiempo perdió todo porque la gran mayoría entendió que nada era por convicción sino por su ambición de ser la protagonista de los mismos hechos que criticaba. Por este motivo decidió invertir en las redes sociales y gastar mensualmente una suma que ronda entre los $10.000 a $15.000 para poder allí "mostrar sus pensamientos" o más bien sus ganas de ensuciar su banca.
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