
Las quejas o los descargos surgen entre las emociones diarias y al expresarlas se puede sentir cierta liberación de presión, pero ¿qué dice la ciencia sobre las quejas?
Según Steven Parton, investigador y experto en neurociencias, quejarse afecta al cerebro y tiene graves repercusiones negativas para la salud mental.
Si tenemos pensamientos negativos habitualmente condicionamos a nuestro cerebro a ser más pesimista. Pensar de forma negativa en varias ocasiones provoca que sea más fácil pensar habitualmente en cosas negativas, y además provoca que sea más probable que los pensamientos negativos nos vengan al azar.
Según Parton, quejarnos constantemente hace que cuando llega el momento de formar otro pensamiento, prevalezca el razonamiento con el “camino más corto” en nuestro cerebro, siendo este el negativo frente al positivo.