Blancas o negras; entalladas o más holgadas, de rayas o estampada con maxi flores… Todas las tenemos en nuestro armario–y ni hablar de los chicos, novios o esposos–. Sin embargo, a pesar de lo elegantes que son, muchas veces quedan relegadas por estar arrugadas. Para que no te demores en solventar este "problema de vestuario", acá te damos un guía simple para planchar una camisa.
Lo primero a lo que debes prestarle atención es al tipo de tela; ya que para la seda o el algodón, por ejemplo, se usan temperaturas diferentes.
Humedad: Uno de los secretos de los estilistas es rociar las prendas ligeramente con un poco de agua. De esta manera, las fibras se suavizarán y te será más sencillo extenderla sobre la mesa.
Cuello y mangas: Si no vas a emplear una de vapor, sino la metálica, empezá por desabrochar los botones. Luego, extendela en la tabla y pasá la plancha de adentro hacia afuera por el cuello. Al terminar, introducí primero una manga en la zona más angosta y repetí el movimiento. Hacé lo mismo con la opuesta.
Frontal y reverso: El siguiente paso al planchar una camisa es el frente y espalda. Dependiendo de los detalles, bordados, ojales y pinzas tendrás que hacer mayor presión. El truco para alisar las costuras y dobleces es seguir los patrones. Cuando tengas el frente listo, dala vuelta y repite.
En perchas: Obviamente, no querrás que todo su esfuerzo se pierda en cuestión de segundos… Por eso, incluso si la vas a usar de inmediato, colgalas de una percha –preferiblemente de madera– mientras te duchás o terminás tu maquillaje.