"Caballito era un laburante, no molestaba a nadie. La cosa no era con él sino con un familiar, pero me parece que se puso adelante y la terminó ligando". Algunos lugareños del populoso barrio San Francisco —también conocido como Nasurdi— de Arroyo Seco describieron así a Carlos Fabián Cabrera, el hombre de 30 años que al caer la tarde del sábado encontró la muerte al recibir dos disparos de arma de fuego cuando un grupo de personas irrumpió en su vivienda en medio de una festejo familiar.
Fuentes policiales y judiciales confirmaron que hay cuatro detenidos sospechados de participar en el feroz ataque. Serían integrantes de una banda a la que se conoce como "Los Picudos" con historial de robos y delitos. En el vecindario donde ocurrió el crimen se le atribuye a este grupo deambular armados por la calle y acarrear objetos robados "a la vista de todo el mundo".
La zona de Arroyo Seco donde mataron Cabrera está delineada por una avenida ancha que a esa altura ya no presenta asfalto sino ripio y tierra, bordeada a ambos lados por casas humildes de gente trabajadora, principalmente operarios de la construcción y jornaleros rurales que viven de la cosecha de hortalizas de las quintas.
Un lugar que, al decir de los vecinos, "era tranquilo" pero se empezó a poner áspero a través de hechos de violencia y robos, degradado por la situación social y la reubicación de núcleos familiares provenientes de asentamientos irregulares que fueron trasplantados sin abordaje previa.
Cabrera participaba de en su casa de un festejo familiar (hasta ayer no estaba claro si se trataba de un cumpleaños) con una hermana, su cuñado y otros allegados. Eran alrededor de las 19 cuando un grupo de entre cinco y siete personas irrumpió imprevistamente y abrió fuego casi a quemarropa contra los presentes.
"Primero lo abrieron con una faca o machete en la panza, y después lo remataron de dos tiros. Pero no era para él. Caballito (en alusión a Cabrera), era un laburante, era papero (cosechaba papa), no andaba en nada raro y ni molestaba a nadie. Parece que la cosa era con un familiar y él se puso adelante para defenderlo", comentó gente del barrio que tenía trato cotidiano con la víctima y sus familiares.
A partir de una serie de averiguaciones y descripciones aportadas por las víctimas, se logró la detención de cuatro personas sospechadas de concretar la arremetida que terminó con el homicidio. Algunos sería integrantes de una misma familia y parte de la denominada banda de Los Picudos.