Mateo, un niño de dos años que la semana pasada sorprendió a las personas que participaron de la ceremonia de arriado de la bandera en Plaza de Mayo cuando se "escapó" de sus papás y corrió para sumarse al tradicional desfile que se realiza todos los días a metros de la Casa Rosada.
Erguido y serio, a paso firme como corresponde, Mateo marchó junto la guardia del Regimiento que habitualmente cumple con el protocolo por las mañanas, con el izado de la bandera, y por la tarde con su arriado. El gesto fue espontáneo. En una primera instancia, la idea era que Mateo presenciara el acto en vivo y en directo, no que participara. Pero no pudo controlar sus ansias y en cuanto vio a los soldados de la Patria se incorporó, presuroso, al relevo.
Su participación en el ritual no fue azarosa. El "granaderito" de dos años cumplió un sueño que comenzó cuando su familia visitó casualmente la Plaza San Martín un 17 de agosto. El pequeño presenció un desfile por el aniversario de la muerte del Libertador y a partir de ahí no dudó. "Mamá, no quiero el traje de Spider-Man, quiero el de un granadero", pidió.



