Un hombre fue condenado a 22 años de cárcel por el asesinato de su ex esposa delante de sus hijos, en su casa de la localidad bonaerense de Pilar a la que tenía prohibido el acercamiento, y esquivó la prisión perpetua por "femicidio" porque el tribunal consideró que actuó bajo "emoción violenta" y no medió "violencia de género", informaron fuentes judiciales.
El hecho se registró el 22 de febrero de 2016 cerca de las 21 en una vivienda ubicada en las calles 20 de Junio y José María Paz, en la localidad de Villa Astolfi, partido de Pilar, donde se encontraba Díaz con sus hijos de 11 y 6 años y un bebé, fruto de su relación con Montenegro. Unas horas antes del cometer el crimen, el joven ya le había advertido a una de las hermanas de la víctima que la iba a matar cuando pasó caminando frente a la casa con una botella de vino en la mano.
Según revelaron los investigadores, Montenegro había sido excluido de su hogar por orden judicial y tenía una restricción de acercamiento desde el 28 de diciembre de 2015, ya que Díaz lo había denunciado tras las reiteradas golpizas a las que la sometía. A pesar de esto, el hombre había desobedecido la prohibición perimetral en reiteradas oportunidades pero nunca había sido denunciado ni por la víctima ni por su familia, por lo que la joven no contaba con un botón antipánico.
Montenegro logró ingresar por la fuerza en la casa e increpó a la mujer, a quien encerró a los empujones en una de las habitaciones, donde le asestó seis puñaladas con un cuchillo en el tórax y en la espalda. Tras el crimen, el hijo mayor de Díaz logró escapar corriendo de la vivienda en medio del ataque para pedir ayuda, e incluso la propia Débora alcanzó a salir de la casa herida, aunque falleció poco después en la vereda frente a los menores.
Montenegro huyó del domicilio y fue capturado a las pocas horas mientras se escondía en unos terrenos cercanos al lugar del hecho.