A poco del recambio en Diputados, la Cámara baja dispuso sanciones para los legisladores que no entreguen a tiempo las llaves de sus despachos. Se trata de un tema no menor en la vida parlamentaria, ya que las ubicaciones más codiciadas son las del tercer piso del Congreso, porque son las más grandes y luminosas. Además hubo estruendosos casos de resistencia como el de Máximo Kirchner, que llegó a ser ocupado por la fuerza por La Cámpora.
Para evitar escándalos, el presidente del cuerpo, el oficialista Emilio Monzó, emitió una disposición por la que su secretario general, Guillermo Bardón, estará a cargo de la distribución y asignación de despachos. Además los diputados salientes tendrán un máximo de cinco días hábiles para entregar las llaves de las oficinas, después de cumplido su mandato. Caso contrario no podrán percibir la liquidación final, que ronda entre los $ 80 mil y $ 90 mil.
Si el diputado con mandato cumplido no entrega a tiempo las llaves de su despacho, la Cámara dispondrá "las medidas necesarias para efectuar la correspondiente desocupación, a fin de poder reasignar dicho despacho al cumplimiento de otras necesidades", indica uno de los artículos. Mientras que el cumplimiento será "ineludible para la percepción de la liquidación final".
Además de minimizar la situación de polémica por los despachos habrá controles para controlar tanto el estado de las oficinas como del equipamiento otorgado por la Cámara, para evitar por ejemplo que haya sustracciones de computadoras u otros dispositivos.
Hasta el momento es usual que los despachos se "hereden" a partir de los legisladores de un mismo partido. El año pasado se produjo un fuerte escándalo con el despacho que había usado José María Díaz Bancalari, que luego ocupó el hijo de la expresidente Cristina Kirchner.
Esa oficina había sido usada por el Frente Para la Victoria durante los 12 años de la gestión K, debía ser restaurada y estaba fajada. En el medio, La Cámpora la tomó por la fuerza alegando que debía ocuparla su jefe, en una fuerte discordia que terminó cuando dos diputados del FPV dejaron sus despachos para que el hijo de la exmandataria pudiera ocupar una oficina en el Palacio Legislativo.
