En un trámite que sorprendió a muchos por los tiempos habituales de la Justicia argentina, Santiago Corona fue condenado a reclusión perpetua por el asesinato de su suegro, Roberto Fernández Montes, el empresario español al que mató en un departamento de Caballito y luego intentó ocultar prendiendo fuego el cuerpo, siempre en compañía de un cómplice que permanece prófugo.
La sentencia fue firmada por el Tribunal Oral N 5 y coincide con la pena máxima pedida tanto el fiscal Juan Fernández Buzzi como por Matías Morla, el abogado de la familia, al considerar a Corona como coautor de un "homicidio agravado por alevosía".
"Se hizo Justicia, es cierto; en menos de un año logramos que se lleve delante del tribunal al asesino de Roberto Fernández. Pero ahora falta que se encuentre al prófugo en esta causa y espero tanto la Policía como el Ministerio de Seguridad puedan dar con su paradero", dijo Morla una vez conocida la sentencia.
El fiscal hizo un detallado relato de lo que, según su criterio, quedó probado en esta causa: tanto Corona como el prófugo, el carnicero de nacionalidad paraguaya Raúl Fernández Torres, planificaron y concretaron el homicidio.




