Hace dos semanas Silvina Merlo había decidido terminar la relación que desde hace cinco años mantenía con Miguel Steritemberg porque era "demasiado celoso". El viernes pasado el hombre la citó para hablar por un negocio que tenían en común al crematorio del cual era propietario en la provincia de Córdoba. Ella fue confiada y terminó con un tiro en la cabeza.
Los empleados de Steritemberg fueron testigos de la discusión que desencadenó la tragedia e incluso uno de ellos fue quien evitó que el hombre se quitara la vida después de matar a su mujer. Lo encontró justo cuando trataba de incinerarse en uno de los hornos.
"Estaba obsesionado y pensaba que mi mamá estaba con otra persona", contó una de las hijas de la maestra rural de 47 años a los medios locales. Aunque se habían separado varias veces, él seguía llamándola y sabía todos sus movimientos. "Nunca realizó la denuncia porque temía a que nos hiciera algo a nosotros", afirmó.
La declaración de los testigos y el revólver calibre 32 secuestrado en el lugar complicaron la situación del hombre, que fue detenido acusado por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y calificado por el vínculo.




