Según fuentes del caso, el operativo se inició después de la recepción de un llamado de uno de los hijos de la víctima, quien no aguantó más las humillaciones que padecía su madre. A tal punto que "hacía un mes que no podía salir a la calle", reconoció un pesquisa.
El relato del joven fue claro y contundente: "Su madre estaba privada de la libertad y sufría desde hace 30 años golpes y maltratos, los cuales eran llevados a cabo por el padre", precisaron las fuentes.
A decir de esas palabras, desde muy chicos, cuando la pareja se conformó, la cotidianidad entró en un espiral de violencia, que incluso llegó a supuestos sometimientos sexuales.
Todas las imputaciones, demás está decir, fueron reconocidas por la mujer -quebrada en llanto- delante de un testigo del procedimiento, que se registró en la zona de las calles 607 y 9.
Allí la víctima expresó "que desde hace 30 años estaba siendo sometida a golpizas y que al momento estaba retenida contra su voluntad por la pareja, quien habitualmente la obligaba a mantener relaciones sexuales y que la amenaza, no sólo con quitarle la vida a ella, sino que también a sus hijos si ella no cumplía con sus deseos".
En la causa interviene la fiscalía en turno del Fuero de Flagrancia y el juzgado de garantías de Jorge Moya Panisello.
Al hombre, en base a las probanzas colectadas por los pesquisas, le confirmarían la detención y a la mujer, en tanto, le espera una serie de estudios clínicos y psicológicos, cuyos resultados serían clave para sostener la materialidad ilícita.