Hace tres años que le cuesta dormir. Tiene pesadillas y algunas noches todavía se despierta gritando "no me toques". Es solo una de las secuelas que carga Luciana desde que tenía 15 años, cuando aceptó un trabajo en la casa de una pareja amiga de su mamá, a pocas cuadras de la suya, y terminó siendo violada por las dos personas en las que confiaba.
"Fui abusada". Así empezaba el relato de la chica en su perfil de Facebook. "Tenía 15 y no lo sabía. Pero pasó. Me pasé horas adentro de la ducha, con una sensación de insuficiencia, me sentía sucia. Ni toda el agua del mundo me podía limpiar". No pasó una sola vez. Los abusos se extendieron durante meses, en los que la indujeron además a cortar con todos sus vínculos. También se alejó de su familia.
"Bajo manipulación no logras entender lo que está pasando", seguía el relato."Estaba a la defensiva. Enojada. Triste. Fuera de mí y a la vez tan sumergida que sentía que no podía salir...Me pusieron en contra de todo lo que amaba, de todo lo que quería".
Una amiga fue la primer persona con la que se animó a abrirse. A ella le contó por primera vez lo que le estaba pasando y ella también fue la responsable de advertirle después a la mamá de Luciana. De alguna forma, esa amiga la rescató. "Siempre digo: me enteré que esto pasaba cuándo mi mamá se enteró. Se sentó con lágrimas a punto de salir y me preguntó si había pasado".
La madre no la retó, como ella temía. Todo lo contrario. Fue a hacer la denuncia en la fiscalía N°7 de Morón, porque ella era menor. Sin embargo, nunca siquiera le tomaron declaración. Ni a ella, ni a las dos personas que le mataron la inocencia. "Me mostraban frente a sus amistades como un trofeo. Él le decía a sus amigos 'mirá la piba que me estoy comiendo´".
Después de la denuncia, estuvo un mes sin poder levantarse de la cama y mucho más tiempo sin animarse a salir a la calle. "Sigo llorando después o durante la relaciones sexuales por algo que todavía no sé cómo definir". Sin embargo ya no se quiere esconder y por eso decidió hacer pública su historia.
"Tengo miedo no por mí, sino porque pueden estar haciendo lo mismo con sus hijas o con otras chicas. Marcelo es una persona muy violenta. No pueden quedar impunes", remarcó.
