El caso de la familia Turpin, un matrimonio acusado de torturar y mantener cautivos a sus 13 hijos en su casa de California, tiene cada vez más aristas. Después de que la policía liberara a los chicos, se encontraron con diversos testimonios de vecinos y otros familiares que describían las particularidades del clan. Pero eso no fue todo. En plena investigación, salió a la luz que la vivienda estaba registrada como una escuela privada que nunca nadie supervisó.
Según el sitio oficial del Departamento de Educación de California aparece como una institución "activa", que enseña del primero al duodécimo grado. Los informes señalan que "Sandcastle Day School" tenía como estudiantes a solo seis de los Turpin y todos en diferentes grados. El director del lugar era el padre.
Esto fue posible porque en California la ley exige que todos los colegios ubicados en casas tienen que registrarse. Pero no siempre se los aprueba, inspecciona ni supervisa. En parte, porque los papás no tienen la obligación legal de presentar evidencia de que los nenes están siendo educados y mucho menos de su progreso académico.
El matrimonio de David Allen Turpin, de 57 años, y Louise Anna, de 49, fue acusado de tortura, abuso y negligencia. Según el fiscal del distrito de Riverside, Mike Hestrin, la pareja enfrenta una pena de 94 años de prisión. "Las víctimas eran atadas como una forma de castigo, primero con cuerdas y luego con cadenas", señaló. "Muchas veces no eran liberadas ni para ir al baño".
Sobre su estado de salud, Hestrin explicó que los padres compraban comida y dejaban que varios de sus hijos desnutridos la miraran, pero no podían comerla. Uno de ellos, de 12 años, tenía el peso promedio de uno de siete.
La heroína de la historia fue una de las chicas, de la que no trascendió el nombre. La adolescente de 17 años consiguió escapar de las garras de sus padres, salió a la calle y consiguió un teléfono. Así, advirtió a los policías que llegaron a la casa de la ciudad de Perris y los liberó a todos.
