Aunque el Gobierno de Mauricio Macri consiguió sacar al INDEC de la lista negra del Fondo Monetario Internacional, el organismo argentino de estadísticas sigue sin cumplir plenamente con los estándares internacionales exigidos por organizaciones globales como Naciones Unidas y la OCDE. Calidad, confidencialidad e independencia son asignaturas pendientes que el país debe completar para poder sentarse a la mesa de discusión como un par más en el mundo desarrollado.
En el caso de la OCDE, para poder ingresar, la Argentina debe cumplir una larga lista de condiciones en distintas áreas públicas. Pero en materia estrictamente estadística necesita contar con una nueva ley nacional que garantice la transparencia en la producción de las cifras y la autonomía del organismo encargado de elaborarlas.
Estos aspectos fueron materia de debate durante un encuentro que se hizo ayer en el CCK, donde el anfitrión fue el titular del INDEC, Jorge Todesca, y reunió por primera vez en Buenos Aires a los principales expertos en estadística del FMI, las Naciones Unidas, la OCDE, la Unión Europea y el Banco Internacional de Pagos. La reunión se concretó en el marco de las actividades por los 50 años de la creación del INDEC y los preparativos para la reunión del G-20 que este año preside la Argentina.
La experta francesa Martine Durand, directora de Estadística de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), fue la encargada de resumir las exigencias de la organización que representa. Destacó que la Argentina aún tiene que mejorar la ponderación de canastas de consumo para la medición del índice de precios. También alertó sobre una práctica que el propio Todesca reconoció que sucede, pero no puede controlar: que el INDEC adelante los resultados de algunos estudios de alta sensibilidad política a referentes del Gobierno, bajo riesgo de que eso pueda dar lugar a presiones políticas para alterarlos. Todesca reveló que se encarga personalmente de enviar las cifras a "no más de cuatro" ministros del Gabinete, hasta con "no más de un día" de anticipación. Pero la parte no deseada de esta práctica es que a veces los datos se filtran también a la prensa o a otros ámbitos.
"Si no es algo sistemático, o si el adelantamiento de datos es de apenas un par de horas, se puede tolerar porque es una práctica habitual en muchos países, donde a veces se da tiempo al Gobierno por si necesita emitir algún comunicado. Pero no más que eso", remarcó Durand.
