El hallazgo de varios restos óseos durante las excavaciones en la estancia La Candelaria de Nogoyá, Entre Ríos, pueden ser el puntapié inicial para develar el misterio de la desaparición de José Rubén "Mencho" Gill, de su mujer Margarita y de sus cuatro hijos de entre 12 y 2 años en enero de 2002.
El hallazgo se produjo en las últimas horas en la primera excavación que ordenó la Justicia en la estancia donde trabajaba y vivía la familia Gill, un predio de unas 500 hectáreas ubicado en el pueblo entrerriano de Crucecitas Séptima, a 50 kilómetros de Paraná.
Se trata de un pozo de agua en cuyo interior se encontraron restos pequeños durante los trabajos de los especialistas. Unas 24 horas antes había sido hallado un hueso de unos 10 centímetros de largo. Este es el primer punto que marcó el testigo que el año pasado dio nuevos datos a la causa. Luego, seguirían las excavaciones cerca de un arroyo que cruza el predio.
Pero para saber si esos huesos son determinantes en la investigación, que lleva adelante el juez de Garantías Gustavo Acosta, primero deberán pasar por una seria de pericias de los especialistas forenses del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos.
"Ellos van a poder definir si se trata de un material útil para la causa, es decir, si se trata de restos humanos o de animales", explicó el magistrado. En caso de que esa pericia aporte un resultado positivo, luego se analizará si pertenecen a los seis integrantes de la familia Gill de los que nada se sabe desde hace 16 años.
"Tenemos que esperar que se haga la pericia", expresó María Delia Gallegos, la mamá de Margarita, quien al momento de la desaparición tenía 26 años y estaba en pareja con "Mencho" (56), con quien había tenido a María Ofelia (12) Osvaldo José (9), Sofía Margarita (6) y Carlos Daniel (2).
La propiedad donde se hacen las excavaciones pertenecía a Alfonso Goette, quien era el patrón de "Mencho" Gill y murió en 2016 en un accidente automovilístico en la ruta 32.
Tras el fallecimiento de Goette, un peón que solía trabajar para el empresario contó a la Justicia que el 14 de enero de 2002, el día que vieron por última vez a la familia Gill, se cruzó con José, quien se quejaba por los pozos que le habían ordenado cavaren el campo. Justamente, en esos lugares ahora busca la Justicia a la familia.
Son varios los familiares de los Gill que presencian los trabajos de los especialistas en la estancia y que tienen una sospecha: que los cuerpos del matrimonio y sus cuatro hijos están enterrados en el sótano de la estancia. Allí se buscará en unas semanas, según informó la madre de Margarita.
Para el juez de la causa, "es obligación continuar la investigación hasta agotarla".