La madrugada del 12 de febrero de 2014, Mauricio e Ismael intentaron robarle la mochila a Duarte en 71 entre 23 y 24. No sabían que era policía, estaba de civil y yendo a su lugar de trabajo. El hombre tenía su arma reglamentaria y no dudó en usarla. Cinco veces disparó y mató a los dos chicos.
Las primeras pericias médicas dieron cuenta que Duarte le tiró a Mauricio de frente, 3 centímetros por debajo de la axila. Le laceró el pulmón izquierdo y le partió la tercera vértebra dorsal. En el caso de Ismael, que se encontraba sobre la moto, el policía disparó a distancia y el balazo entro por el costado izquierdo.
Ismael murió en el lugar de manera inmediata, pero Mauricio estuvo agonizando 36 días en el Hospital Gutiérrez en un coma inducido.
La defensa de Duarte aseguró que el efectivo había actuado en legítima defensa. En el lugar de los hechos se encontró un arma que pertenecía a Mauricio Andrada, sin embargo el arma que supuestamente tenía Perusatto nunca fue hallada.
La fiscal de Juicio, Graciela Rivero, y la abogada de la familia de Mauricio, Raquel Ponzinibio habían pedido una condena de 12 años para el acusado.
"Esto por supuesto se va a apelar" dijo en diálogo con COOL 103.7 la doctora Ponzinibio. "Creo que lo que tuvimos a favor es que llegamos a debate. Este caso no llegaba al debate, el juez de garantías había cerrado la causa", agregó.
Además la abogada aseguró: "Creo que es un camino largo, el poder dar vuelta estas ideologías enraizadas en las instituciones" y aseguró que el fallo la había sorprendio. "Pensaba que podían en todo caso, llegar a entender que había habido un exceso en la legítima defensa".
Por su parte, los jueces Santiago Paolini, Ernesto Domenech y Andrés Vitale no lo entendieron así y absolvieron a Cristian Duarte por fallo unánime.
AMENAZAS LUEGO DE LA SENTENCIA
La lectura del adelanto del fallo, fue rápida. En la sala estaban las partes, algunos pocos familiares de Cristián Duarte, la prensa y representantes de organismos de derechos humanos.
Una vez leído el veredicto, los jueces se retiraron rápidamente. Una sonrisa casi imperceptible cruzó la cara de Duarte. El hombre se saludó con sus abogados y también se fue.
–¡Asesino! –el grito resonó en la sala que había quedado en completo silencio cuando el policía absuelto cruzaba la puerta.
Duarte ni siquiera se dio vuelta. Pero uno de sus hermanos se dio vuelta, bruscamente y miró al integrante de la agrupación HIJOS que había gritado.
–Vos vas a ser el primero en cobrar –amenazó el hombre frente a la fiscal Rivero quien debería haber actuado de oficio y dejar sentada la amenaza, pero no lo hizo.
