
"Estamos bajando la inflación a la vez que corregimos los precios relativos de los servicios públicos. Por otro lado, es la primera vez que la Argentina baja la inflación con un tipo de cambio flotante, que impide que la moneda se aprecie como mecanismo para la baja de la inflación, algo que ya vivimos y que provoca que las cosas exploten por los aires", indicó el ministro de Hacienda.
Y agregó: "Este modelo de baja de inflación genera algunos costos adicionales en términos de tiempo, pero le da una sustentabilidad que no tuvieron en el pasado. Y elegimos construir cosas que perduren en el tiempo".
Respecto a la meta de inflación de 2018, resaltó que "para nosotros es fundamental": "La inflación es un impuesto que castiga a los que menos tienen. Venimos de una inflación del 38% en 2016, como producto de haber reconocido una inflación que estaba barrida debajo de la alfombra por el anterior gobierno".
Y explicó: "Tuvimos que regularizar servicios públicos, eliminar las restricciones cambiarias para converger en un tipo de cambio único que nos diera la posibilidad de volver a exportar y relacionarnos con el mundo. Desde esa tasa muy alta, bajamos a un 24,8% en 2017 y aspiramos a llegar al 15% este año y al 10% el año próximo".
Por último, el funcionario se refirió a los cambios tarifarios: "A fin de año vamos a estar cubriendo, en lo que es electricidad y gas, buena parte del costo de producción. Todavía nos quedan subsidios vinculados a la tarifa social, que no existían en el gobierno anterior, y protegen a los que menos tienen. Nos resta corregir las tarifas del transporte en el área metropolitana (de Buenos Aires). Estamos hablando de colectivos y trenes, que tienen precios desalineados, con lo que nos movimos en electricidad, gas y agua".