"¿Cómo creen que se siente tener que recorrer 7 u 8 lugares para encontrar un pantalón que te entre?" explotó Agustina en redes sociales. La provincia de Buenos Aires tiene la ley de talles más antigua; aprobada en 2001, se reglamentó recién en 2005, cuatro años después. Hoy, 2018, el 75 por ciento de las marcas no la respeta.
Argentina no cuenta con una legislación nacional sobre el tema y sólo doce provincias sancionaron normas que regulan el mercado textil. Aún así, la experiencia diaria de hombres y mujeres de diferentes edades evidencia que la diversidad de talles podrá estar reglamentada pero no es una realidad.
El post de Agustina, se hizo viral porque compartió una experiencia que es cotidiana para muchas personas: "El talle que te pido es el talle que sé que soy. Si te pido un 50 no me des un 44. Porque no sólo no te lo voy a comprar. No sólo me va a quedar como en la foto. También me haces perder tiempo, ganas de comprar ropa y autoestima por tener que devolverte, con culpa, un pantalón que no me queda por que me das otro talle"
ANYBODY Argentina presentó un proyecto de Ley Nacional de Talles en la Cámara de Diputados de la mano de la Diputada Victoria Donda. Y según las encuestas de esta organización mostraron que casi el 70 por ciento de las mujeres tiene dificultades para encontrar ropa en su talle.
Por su parte, la Defensoría del Pueblo bonaerense aseguró que en la provincia 7 de cada 10 personas tiene inconvenientes para encontrar prendas que le queden bien. Porque si bien pareciera que el problema está circunscripto a las mujeres, la realidad es que afecta a todos los géneros y edades. Uno de los grupos más vulnerables son los y las adolescentes, donde también se registran la mayoría de los casos de trastornos alimenticios.
Según la Fundación Mujeres en Igualdad , las empresas que se niegan a aceptar la reglamentación se excusan en los problemas económicos para cumplir la ley. Las justificaciones son que "es caro fabricar talles grandes", "se desvirtúan los dieños" o que "no hay en el país una moldería para esas proporciones"
Agustina subió una foto que refleja el problema al que se enfrenta cada vez que sale a comprarse ropa: los pantalones que le ofrecen, no suben más allá de las caderas. "No me da vergüenza subir esto, porque sí, estoy gorda, sí tengo piernas enormes y un culo terrible, pero sé cuál es mi talle y entro a cada local pidiendo mi talle" escribió la chica y agregó: "me cansé de callarme y salir del local pidiendo perdón por hacer perder el tiempo, cuando yo pedí mi talle".
La experiencia de Agustina es la de miles de personas. Ella se animó a publicarla en redes sociales sabiendo que esa publicación, seguramente, la exponía menos que el espejo del local que intenta imponerle un "deber ser", un cuerpo ajeno, un talle que no es el de ella.




