Cuando Diego faltó a su promesa y pegó el faltazo al casamiento, todos salieron a criticarlo. Él se tomó unos días y finalmente contó una versión de los hechos que no lo dejaba tan mal parado. Entre otras cosas, dijo que ya había dicho que no podía venir en esa fecha y que había pedido (en vano) que la retrasaran unas semanas. Además, dio a entender que la plata utilizada para esa fiesta no había salido de otro lugar más que de la que 'le habían robado' a él.
Claudia, que durante años calló y soportó estoicamente todos los ataques de su ex marido, sintió que había colmado su paciencia y se decidió a actuar. En primer lugar, acordó con su abogado que se iniciarían acciones legales por calumnias, injurias y daño moral al tiempo que salió en los medios a aclarar los tantos.
"No. No pagó nada. Ellos (Dalma y Andrés) hicieron en función de lo que podían hacer. Fue algo íntimo y la pasaron re bien", sentenció. Y por último, cerró: "Él sabe que a mí no me puede decir nada, estoy curada de espanto, pero se la agarra con las chicas y es un puñal. El día del casamiento le mandé un mensaje, le dije que tenía que estar, que se iba a arrepentir porque era un momento único pero lo leyó y jamás respondió".
