Las últimas horas fueron convulsionadas para Elisa Carrió: ayer visitó la Casa Rosada y se reunió con el ministro de Energía, Juan José Aranguren, y hoy hizo lo propio en la quinta de Olivos con el jefe de Gabinete, Marcos Peña.
En el encuentro, que incluyó un almuerzo y duró más de dos horas, se trató un diverso temario que incluyó el dólar y las tarifas, en medio de una semana caliente que culminó con la moneda norteamericana en torno a los $22,20 (Banco Nación). "Se llevó serenidad y tranquilidad después de lo que fueron las medidas del Gobierno", explicaron fuentes cercanas a la diputada.
Su visita a la residencia presidencial, en donde también dialogó con el vicejefe de ministros, Mario Quintana, tuvo lugar tras el anuncio de una fuerte suba de las tasas de interés y un mayor ajuste fiscal, un cóctel que calmó al dólar a costa de una menor actividad económica que se traducirá en menos dinero para obra pública en 2018.
Desde el entorno de la diputada aclararon que la reunión "ya estaba pautada" y negaron que haya sido urgente tras las medidas anunciadas por el Gobierno para controlar la corrida cambiaria. En rigor, Carrió suele reunirse con Peña y Quintana, con quien mantiene buen diálogo.
Ayer Carrió se hizo presente en la Casa Rosada donde se reunió con un hombre de su riñón: Fernando Sánchez, subsecretario de Fortalecimiento Institucional. Luego mantuvo un encuentro con Aranguren, a quien había criticado con dureza por la fuerte suba de las tarifas y sobre quien indicó que "no sería su ministro" si ella estuviese a cargo del Gobierno. "Todo bien", posteó en Twitter tras el encuentro.
