Sobre la mujer, los machirulos y los shows mediáticos que se desprenden

Opinión 10/06/2018 . Hora: 08:00

Cuando cinco segundos son suficientes para desatar una tormenta inesperada.

"Sos la esposa de", le dijo en la última sesión del Concejo Deliberante, el presidente del cuerpo, Fernando Ponce a su par de Unidad Ciudadana Victoria Tolosa Paz. La desafortunada frase le costó el repudio de sus pares al por mayor, un consecuente comunicado de pedido de disculpas, una posible denuncia que se haría efectiva en cuestión de horas y un tirón de orejas – para no caer en la vulgaridad acostumbrada – de su máximo jefe.

¿Cuánto de real hay en la frase y cuánto de metida de pata? Hace varias sesiones que Fernando Ponce y Victoria Tolosa Paz se cruzan verbalmente en el recinto. Discuten, debaten y se chicanean. Todo, parte de las históricas reglas del juego de la política  que tal vez sea el momento de ponerlas en crisis y cambiarlas.

Incluso algunos portales periodísticos dedicaron varias líneas a publicar el supuesto "acuerdo" - meramente político - entre los actores mencionados. Pacto que beneficiaría a los dos a largo plazo pero que por ello les estaría trayendo más de un dolor de cabeza.

Es que, ¿sabe qué pasa lector?, en política no hay peor interna que la propia. Por más unidos que se muestren para el afuera, sepa que puertas adentro la competencia muchísimas veces es más desleal de lo que debiera ser. No importa cuán misógino se sea, o si una mujer es la "esposa" de. Dicen que en política todo vale, el problema – parece ser – es cuando "el todo vale" se hace público. Cuando se echa luz sobre lo oculto. Cuando se comete un furcio  en un discurso, o cuando se es terriblemente sincero y se dice lo que se piensa al ciento por ciento como pasó en este caso.

Desde el comienzo de todo esta realidad que enmarcamos en la humanidad ninguna mujer jamás debió ser adjetivada como "la esposa de". Para más mal que bien, tardamos 21 siglos en darnos cuenta y ahora no hay marcha atrás. Por eso, las desatinadas frases del edil de Cambiemos se enmarcan en lo que hoy se denomina violencia de género. Y muy probablemente cueste entenderlo así, sobre todo en el hombre, porque desde hace 21 siglos vivimos en una sociedad machista de la cual la mujer fue cómplice.  Pero ya no. Hay un cambio de paradigma que establece nuevas normas a respetar.  

Por ello, tras el papelón del miércoles en la sesión, Fernando Ponce envió un comunicado el jueves al mediodía en el que sólo rescato el párrafo siguiente: "Quiero disculparme públicamente con la concejal Victoria Tolosa Paz. Me exacerbé al debatir en el recinto del Concejo Deliberante y emití una respuesta desafortunada. Mis dichos resultaron fuera de lugar y le pido perdón". El resto de las líneas, en este nuevo paradigma, resultaron reiterativamente obvias al prometer trabajar en algo que ya debe ser natural y no un slogan político.

La respuesta de Tolosa Paz llegó el mismo jueves a la tarde, también por un comunicado, en el que "de ningún modo" aceptaba "las falsas 'disculpas' del titular del cuerpo". Además ratificaba que iba a iniciar "una demanda penal por violencia contra la mujer, una presentación en el Consejo Provincial de las Mujeres y una denuncia en el INADI por discriminación y maltrato".  

En pos de bregar por realmente madurar como sociedad es que, a título personal, les haré un pedido a cada uno de los concejales mencionados en esta columna de opinión. Siendo los dos representantes del pueblo por parte de dos fuerzas políticas populares, guste o no, es que deberían cambiar ciertos aspectos.

Los hechos hablan y dicen mucho más que las palabras. Si realmente las disculpas son verdaderas se puede demostrar en las formas de hacer, decir y comportarse a partir del mismísimo minuto en que se haya percatado del error cometido.

Si el pedido de disculpas no fue aceptado y la violencia sufrida aun perjudica a su persona, sería meritorio convocar a una conferencia de prensa que establece el diálogo y no los comunicados lineales que no dan posibilidad al replanteo y a la reflexión. Es la mejor herramienta comunicacional para dejar por sentado lo ocurrido y comenzar a concientizar mucho más.

De lo contrario todo puede volver a malinterpretarse y creer que lo que comenzó como un comentario violento terminó convirtiéndose en un hecho político de cara al futuro.