En el entretiempo de Argentina – Croacia, el INDEC publicó los datos de empleo y actividad económica del primer trimestre del 2018.
Enero, febrero y marzo completaron otro aceptable registro. La desocupación fue de 9.2% en el primer trimestre de 2017, mientras que en 2018 bajó al 9.1%.
Varios dirigentes opositores, ya sea por desconocimiento o mala fe, compararon este dato con el del último trimestre del 2017 para decir que "la desocupación había aumentado". Horror: el desempleo es estacional. Un ejemplo: si en enero hay 100 heladeros trabajando, y en junio baja a 70, eso no significa nada. En todo caso, la interpretación correcta es comparar la cantidad de heladeros en enero de un año y en enero del año siguiente.
Hay otros datos cualitativos muy interesantes y que valen la pena destacar. Por ejemplo, terminar como mínimo la escuela secundaria no garantiza conseguir empleo. Del 9.2% de desempleados a nivel nacional, casi el 60% finalizó la secundaria, tiene estudios universitarios incompletos o incluso concluyó una carrera de grado.
Además, el 40% de los desempleados lleva más de un año buscando trabajo.
Para Macri, la cuestión del empleo es clave. Según indicó desde un comienzo, él pretende que su gestión sea evaluada por el éxito en la reducción de la pobreza. Empleo e inflación son dos variables claves.
CUATRO MESES CON OBSTÁCULOS
Todos los datos oficiales brindaron un panorama positivo del primer trimestre del 2018. Pero el paisaje cambió abruptamente a partir de mayo cuando el dólar escaló y se acumularon los aumentos tarifarios de febrero y abril.
El propio Dujovne reconoció que los próximos meses serán complicados. En el gobierno se entusiasman con terminar el año con un crecimiento del 1%. Ese dato modestísimo serviría para argumentar que el país sigue creciendo. El objetivo del 1% encierra la preocupación dentro de Cambiemos: si en el primer cuatrimestre el país creció a un ritmo del 3-4%, quiere decir que el segundo semestre mostrará un preocupante sesgo recesivo.
Para Dujovne, el país saldrá de la inminente recesión en diciembre. La estrategia del gobierno es la siguiente: ponerle un freno al dólar, pero sin apelar a una tasa de interés elevada, tal como predicaba Sturzenegger. De allí que Dante Sica, flamante ministro de Producción, dijera públicamente que una alta tasa de interés lesiona el funcionamiento de las pymes y medianas empresas.
Esta última semana, con el estreno de Nicolás Caputo en el Banco Central, las aguas del dólar se aquietaron. Pero tampoco hay margen para confiarse y apostar a un rápido descenso de la tasa de interés, una de las típicas herramientas que ancla al valor de la divisa.
El plan tiene muchos obstáculos. Como le gusta decir a Rogelio Frigerio, "el desfiladero es angosto". La suba internacional del petróleo y del dólar presionará al alza de los combustibles. El mismo efecto ocurrirá con las tarifas, que deberán tener una nueva actualización en septiembre y octubre. Otro signo de interrogación se vincula al transporte: en junio el boleto mínimo en el AMBA llegó a los 10 pesos, pero Guillermo Dietrich entiende que todavía debe reducirse el componente subsidiado. Ergo: no sería descabellado un nuevo aumento de los micros y trenes en enero o febrero del 2019. Es, además, un planteo de Dujovne, el funcionario que debe mostrar disciplina fiscal ante el FMI.
Una disciplina a las que los argentinos no están acostumbrados.
