Se habían conocido en un boliche de la capital bonaerense en 2010. Eduardo Gómez parecía un buen hombre, pero al poco tiempo mostró su verdadera cara; una muy violenta. Convivieron tan sólo 4 años y Marcela decidió ponerle un fin a la relación.
La mujer realizó una denuncia penal y dos exposiciones civiles por la violencia que ejercía Eduardo. Sin embargo, el Tribunal que decidió condenarla no tuvo en cuenta esos antecedentes. El 9 de agosto de 2015, el hombre la llamó y la citó para encontrarse a hablar en Bavio. Marcela desconfió de la propuesta, pero finalmente aceptó para que Eduardo no fuera a su casa donde vivía con sus hijos.
Estaban viajando por Ruta 11, cuando el hombre empezó a hacerle escenas de celos y le pedía que volvieran a ser pareja. La mujer se negó, no quería volver a una relación que había sido muy tóxica. Lo que pasó después, todavía hoy es confuso.
Marcela aseguró que Gómez le tiró algo y la prendió fuego. Ella inmediatamente sintió el calor y se arrojó del auto. Él frenó y quiso bajarse pero las llamas lo habían alcanzado y le provocaron un daño muy grande.
Un motociclista que pasaba por el lugar dijo que Eduardo, se arrastró afuera del auto y lo único que dijo fue que Marcela lo había prendido fuego. Mientras tanto, Marcela gritaba y pedía ayuda.
Finalmente, ella fue acusada por homicidio agravado por el vínculo y estuvo detenida dos años y medio hasta que recibió una condena a cadena perpetua. La familia de Mercedes Mendoza apeló y sus hijas aseguran que su madre fue una víctima.
El Equipo Argentino de Antropología Forense recomienda investigar la historia de una relación donde puede haber violencia de género. Sin embargo, en este caso la Justicia no tuvo en cuenta siquiera como atenuante los hechos denunciados antes del episodio.
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