Los duendes de la mística existen. Y por más que no se juegue en 1 y 57 o en el Ciudad de La Plata, están. Como este martes en la cancha de Quilmes, en la que un equipo juvenil de Estudiantes le ganó 2-1 al Gremio por la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores.
Apuntalados por Mariano Andújar, Jonathan Schunke, Fernando Zuqui y Pablo Lugüercio, los chicos del León sacaron a relucir toda la escuela del conjunto platense para sacarle el invicto al equipo brasileño en este torneo.
Arrancó pasándola mal, el Pincha. El campeón de América lo acorralaba en los primeros minutos, pero los pibes del local darían el primer golpe a los nueve minutos, cuando Juan Apaolaza marcó un verdadero golazo desde afuera del área y por encima del buen arquero Marcelo Grohe.
Y a los 38, Gastón Campi amplió el marcador para el delirio de la gran mayoría de los presentes en el estadio Centenario de Quilmes con una fórmula adorada en Estudiantes: la pelota parada. Pero en el cierre de la primera mitad apareció el argentino Walter Kannemann, el buen defensor del conjunto brasileño, para descontar de cabeza tras un rebote y darle suspenso al encuentro.
En el complemento, las emociones fueron pocas, con el Gremio controlando la pelota -igual que en los primeros 45 minutos- pero sin ser punzante. Faltando quince, Fernando Zuqui vio la roja por doble amarilla y metió a Estudiantes más cerca de su arco, pero los juveniles dirigidos por Leandro Benítez aguantaron con valentía y ganaron un buen partido.
Ahora, el León deberá mantener la ventaja en Brasil, cuando el miércoles 28 de agosto se juegue la vuelta en Porto Alegre para ilusionarse con el pase a cuartos.
