
Los medios no especializados en economía hicieron foco los últimos días en las nuevas "bandas de flotación" que empezarán a regir desde este lunes. Obviamente se trata de un tema muy importante porque el dólar nos ha traído muchos dolores de cabeza este 2018. Pero ese anuncio de Guido Sandleris (flamante presidente del Banco Central) estuvo lejos de ser el más trascendental.
Lo que se anunció, en realidad, fue un cambio radical en la forma de combate a la inflación. Con Sturzenegger se había elegido el esquema de "metas de inflación": el Banco Central comunicaba el rango de inflación "objetivo" para cada año, y utilizaba las herramientas a disposición para converger a esa meta.
Pero el esquema de Sturzenegger volvò por el aire: incumplió la meta del 2017 (prometió 17% como máximo, y dio 24.8%); Marcos Peña le cambió la meta del 2018 (algo insólito: un Jefe de Gabinete fijándole la inflación al Banco Central); y encima tampoco esa "corrección" se acercó a la inflación verdadera que se aceleró de manera dramática con la devaluación.
Casi todos los países siguen este régimen de metas de inflación en nuestra región. Pero la mayoría de ellos lo empezó cuando las variables "nominales" estaban equilibradas. Dicho de otro modo: las metas de inflación tienen éxito cuando se parte de una inflación menor al 12% y hay un Estado sin déficit fiscal. Nada de eso ocurría en Argentina a principios del 2016.
"El régimen de metas de inflación fracasó", dijo Sandleris en la conferencia de prensa. Ahora Argentina irá a un esquema de control de los "agregados monetarios". En lenguaje criollo, controlará que no suba la moneda circulante (los billetes que tenemos nosotros y los bancos) ni tampoco los depósitos en cuenta corriente. Esos dos elementos (billetes y depósitos) es lo que se conoce como Base Monetaria.
Y cuando digo que la Base Monetaria no debe crecer es literal: el objetivo del Banco Central es que la Base Monetaria suba un 0% hasta julio de 2019. Con un ritmo inflacionario del 40% anual, una expansión del 0% en la Base Monetaria es un ajuste monetario casi inédito en el mundo.
¿Cómo lo logrará? Lo màs claro es que el Banco Central dejará de emitir moneda para financiar al Estado. Si lo financia, estaría creando dinero y expandiendo la Base Monetaria, que es justamente lo que quiere evitar. Por eso, es vital para Dujovne lograr el Presupuesto 2019 con equilibrio fiscal. Si hay déficit, todo ese agujero tendrá que ser tapado con deuda.
Pero eso es lo "menos" grave. Para cumplir con la meta de "Base Monetaria Cero", ahora la tasa de interés de referencia no será establecida de manera exógena (es decir, una decisión del Banco Central según su "saber y parecer"), sino que la tasa de interés estará determinada por la liquidez que haya en el mercado. Si hay mucha liquidez (o sea, exceso de Base Monetaria), la tasa de interés será la necesaria hasta equilibrar la demanda. Dicho de otro modo: la tasa de interés podría no tener techo. ¡Ya está en 65%!
Y un tercer elemento: como los bancos generan dinero cuando se prestan reservas entre sí, el Banco Central controlará también esa creación de moneda. La herramienta para ello es el encaje bancario. El encaje es el dinero mínimo que debe tener el banco en su institución (o sea, que no puede invertir o prestar). Ese encaje llegará el lunes 34%. Es una suma altísima.
Estas medidas serán un freezer descomunal para la actividad económica. El Estado deberá hacer un ajuste de dudoso cumplimiento para el 2019, mientras que el sector privado tendrá que afrontar tasas de interés altísima en el mercado, lo que dañará fuertemente a la inversión.
Este plan de Sandleris es aún màs ortodoxo al que habían pedido economistas liberales como Milei, Espert, Melconián o Nielsen. Encima, este esquema actúa con rezago: es decir, sus efectos positivos en la baja de la inflación no son automático, sino que demoran algunos meses. En la cabeza del Banco Central está el objetivo de llegar a una inflación cercana al 20% en 2019, pero con fuerte tendencia declinante en el segundo semestre.
Ahora sí, como muchos economistas pedían, el Banco Central y el ministerio de Hacienda están trabajando de manera coordinada: ajuste monetario y ajuste fiscal a todo ritmo.