No fue una comida más. El miércoles pasado, alrededor de las 14 horas, el intendente Julio Garro se reunió con sus secretarios. Eligió hacerlo fuera de la Palacio de calle 12 para no tener interrupciones de los temas cotidianos. El quincho municipal es uno de los lugares que el mandatario tiene en mente a la hora de hacer reuniones de gabinete.
Garro les reprochó a varios secretarios que "no tenían armado territorial" y que "caminaran la ciudad". Además se mostró molesto con el último timbreo, del que les dijo que no servía "sacarse la foto" si realmente no tomaban notas de las demandas de la gente. Las caras no eran las mejores y los pases de factura, entre los propios funcionarios, no tardaron en llegar.
Lo cierto es que el intendente tiene un gabinete en el que conviven radicales, peronistas, aliados de Cambiemos y sus propios alfiles. No es fácil de llevar adelante un espacio en el que la disputa de poder está latente todo el tiempo.
El rearmado de las secretarías apunta directamente a fortalecer a los propios y a tener armado su equipo de campaña de cara al 2019. Así, Nelson Marino, quien hoy es el secretario de Gobierno, pasaría a las estar en las sombras del intendente, siendo uno de los principales armadores políticos de cara a lo que se viene. En esa línea, su vecino en el country y actual secretario de Obras Públicas, Luis Barbier, también saldría fortalecido de esta pequeña crisis que viven en puertas para adentro. Fernando Ponce, hoy presidente del Concejo Deliberante con mandato legislativo hasta 2019, cambiaría de rol y tendría más espacio.
Por otra parte, seguiría intacto el acuerdo político con el monzonismo, con Marcelo Leguizamón como secretario, quien mantendría ese espacio de poder.
Restará saber qué negocia el radicalismo, fuerza que se vería debilitada con una posible fusión entre Desarrollo Social y Salud, y bajando el rango de Dirección a la actual secretaría de Producción.
Los rumores y operaciones están a la orden del día. Los mensajes, contramensajes y respuestas también. Las especulaciones y negociaciones no cesan.
Lo único real y cierto es una cosa: esta bomba explotó en un almuerzo que organizó y ejecutó Julio Garro. Y al día de hoy, crisis sigue siendo sinónimo de CAMBIO.
