La mente de Axel Kicillof parece haber llegado a los principales funcionarios del área económica del gobierno, e incluso del propio Mauricio Macri.
Todo comenzó cuando el presidente anunció el regreso de un nuevo sistema de retenciones para el agro, la industria y los servicios. Fue la salida kirchnerista que encontró Cambiemos para que el Presupuesto 2019 no sea tan cuesta arriba: recaudar del sistema productivo en lugar de bajar el gasto público.
Y simultáneamente se potenció otros de los caballitos de batalla de la era K: el programa Precios Cuidados. Asì como las retenciones evidenciaron la dificultad del gobierno para poder bajar la carga tributaria sin afectar al equilibrio de las cuentas públicas, Precios Cuidados representa el fracaso en la lucha contra la inflación.
Pero el alma de Kicillof no se quedó conforme con esas iniciativas. En la última semana estalló el debate por el nuevo proyecto de ley de alquileres, que implica una fuerte regulación del mercado con una "protección" hacia el inquilinos y mayores responsabilidades y obligaciones hacia el propietario.
La medida, inclusive, fue anunciada con bombos y platillos por el propio Mauricio Macri. Y rápidamente trajo revuelo dentro de las filas cambiemitas. El ex vicepresidente del Banco Central (número 2 de Sturzenegger), Lucas Llach, llamò por las redes sociales a realizar una campaña contra esta ley. En el mismo sentido se manifestò Luciano Cohan, un economista afìn al gobierno y que hasta hace poco se desempeñana como subsecretario de Dujovne.
La visión de ellos es muy simple: esta "protección" hacia el inquilino requiere de mayores costos y restricciones para los propietarias, quienes tenderán a reducir su oferta. Es decir, se retirarán del negocio. Esa caída en la oferta de alquileres, generará un recalentamiento de los precios. Por lo tanto, la ley generará complicaciones a quienes dice defender.
Lo sorprendente es que Macri haya anunciado esta iniciativa. Según explicó, se trataría de un alivio para la clase media que alquila. Pero, como se dijo, el remedio podría ser peor que la enfermedad. Otro aspecto extraño es que fue el propio Cambiemos el que demoró el tratamiento de una ley parecida que había sido elaborada por el kirchnerismo. Aunque con algunas variantes, la ley de Cambiemos saldría en ambas cámaras antes de fin de año.
La pregunta que queda flotando es si Macri sabe de la peligrosidad de estos cambios regulatorios. Quizás le haya picado el bichito de la demagogia: dar aparentes buenas noticias que engendren problemas a futuro. Como hizo Axel.
