El secretario de Obras y Servicios Públicos, quien ahora además, tiene a cargo la secretaría de Planeamiento, tiene un gran desafío que es volver a ser lo que fue en el comienzo de su gestión: un funcionario útil, sin vicios y manteniendo el respeto con sus pares y aliados -dentro y fuera del municipio-.
"Luigi" Barbier supo cosechar muchos amigos externos pero, en paralelo, algunos amigos internos. Su gran rival en la interna municipal platense es Nelson Marino. El motivo es simple y "tonto" de ambas partes: sienten celos el uno por el otro y "se pelean" por demostrar quién es "más amigo de Julio".
Está claro que el intendente hoy no puede ni tiene que lidiar con estas chiquilinadas, producto del síndrome de hubris generado en la mesa chica, sino todo lo contrario: contar con ellos dos para asegurarse un año prolijo de cara a su reelección.
El hombre de Chivilcoy será una pieza clave en la campaña electoral tanto en el armado de territorio -con su gran aliado Darío Alfano-, como en la gestión. Las obras van a ser uno de los mayores capitales del relato de Julio Garro y los tiempos no juegan a favor, después de un año de vacas flacas y poca obra pública.
Sin perder tiempo en "la rosca" y dejando atrás la pelea interna con Marino, el randazzista Barbier tendrá sus días ocupados de lleno en el seguimiento para que todo salga como el intendente quiere, y en tiempo y forma.
Una de las órdenes de Julio Garro es que no se meta en otros temas sensibles como los medios de comunicación, tarea que alguna vez le fue asignada por el propio jefe comunal tras el desmanejo del asesor de la secretaría de Comunicación, Martín Musciatti, -hoy bajo la lupa por sospechas de corrupción-.
El apoyo de Darío Alfano a Luis Barbier es fundamental ya que la alianza le ha permitido al secretario del ejecutivo ser salvado -cuando las papas quemaron-, en más de una oportunidad, por el sindicalista de municipales.
Si Barbier logra volver a la postura y logra resultados similares a los de su primer año de gestión, afianzará su amistad con el intendente, algo que en los últimos meses se había diluido bastante.
Por último, es importante destacar que existe un escenario -casi inminente- de un cambio de presidencia de la nación a un gobierno peronista, así como también la gran posibilidad de la continuidad de Garro en el poder por cuatro años más. Ahí Barbier podría utilizar su estrecho vínculo con sus compañeros peronistas para acercar partes y ayudar en un segundo gobierno a Julio Garro, a tener una "buena" relación con el o la presidente peronista triunfante.