¿Qué haría Axel Kicillof con la economía 2020?

Opinión 07/04/2019 . Hora: 07:39

Suponiendo un triunfo opositor en estas elecciones, cabe preguntarse cuál va a ser el rumbo económico del país post 2019 si gana una expresión del kirchnerismo

Tomaremos a Axal Kiccilof como uno de sus exponentes. El escollo más duro que va a tener que definir es su política de movilidad de capitales. Su gestión se caracterizó por el famoso "cepo", que fue la versión más extrema de un control de capitales. Eso le permitió frenar parcialmente el aumento del valor del dólar oficial y evitar una masiva salida de dólares del sistema. Pero hacia el 2015 el esquema estaba agotado y las reservas netas del Banco Central ya figuraban negativas.

El cepo fue una decisión extrema, pero en el entorno de Kicillof entienden que en países como Argentina es importante regular el flujo de divisas. Por lo tanto, sería razonable pensar que algunas de esas regulaciones volverán, aunque seguramente de manera más light. El problema es obvio: si los agentes creen que un gobierno kirchnerista puede retornar a ese tipo de esquema, posiblemente se apurarán a comprar dólares antes de que empiecen los controles. De allí el temor de Cambiemos de que un posible triunfo del kirchnerismo genere más expectativas de devaluación pre-octubre.

Pero el miedo también corre para Kicillof pues esa posible devaluación en 2019 le quedará como herencia para su próxima gestión. Por eso Axel ha declarado varias veces que el país no debe entrar en default y que la deuda con el FMI, en todo caso, tendrá que ser reestructurada.

Kicillof se encontrará con una economía cercana al equilibrio fiscal, algo que se había descarrilado en su gestión, donde el déficit primario llegó al 6%. También se encontrará con una balanza comercial positiva; es decir, las exportaciones le ganan a las importaciones. Kicillof tratará de convencer al FMI de que el déficit cero no generará crecimiento ni mayores posibilidades de repago a los deudores. Es una idea heterodoxa que tiene muy arraigada. Tratará de inyectar pesos a la calle a través de subsidios y aumentos en salarios y planes estatales. El monto de esa expansión estará atado a su habilidad de negociación con el Fondo. Él, personalmente, ha tenido buen diálogo Lagarde durante la era K.

La política tarifaria será otro tema muy interesante. En una entrevista reciente, Kicillof deslizó que durante du gestión deberían haberse incrementado más las tarifas, pero que no lo hizo por la presión de los medios de comunicación. La propia Cristina había hablado de "sintonía fina"; en otras palabras, que no todos reciban una fenomenal bola de subsidios por la luz, el gas y el transporte.

Axel podría ensayar una salida salomónica: congelar (no bajar) las tarifas de los usuarios particulares, y dar ayuda fiscal a industrias, comercios o clubes con dificultades. Recordemos que en el rubro energético hay un marco normativo con contratos ya celebrados entre el estado nacional y las empresas. Si las reglas de juego cambian drásticamente, podría haber un éxodo de empresas que actualmente invierten, por ejemplo, en Vaca Muerta. No es un equilibrio sencillo.

Como se ve, casi todas las medidas requerirán de un fuerte aumento del gasto público. Justamente es el gasto que Cambiemos vino a moderar para acabar con la "fiesta populista". Kicillof entiende que ese gasto excesivo no genera inflación. Lo financiaría a través de emisión del Banco Central, algo que el FMI rechaza enfáticamente.

Es más, el FMI y Cambiemos enviaron en las últimas horas un proyecto de ley para que el Banco Central nunca más tenga que asistir al Tesoro. De nuevo: Kicillof tendrá que usar su poder de negociación para evitarlo.

El esquema de Kicillof quedará encerrado en una trampa. Una trampa distinta a la actual de Cambiemos. Si sigue con el Fondo no tendrá mucho margen para su política expansionista (política anti-ajuste); pero si se desvía del FMI, correrá el riesgo de una brutal devaluación y de mayores inestabilidades en el mercado de cambios.