La mano dura de Sandleris en el Banco Central logró estabilizar al dólar. Más allá de algún sobresalto en marzo, llevamos casi 9 meses de relativa calma cambiaria. ¿Así sería un próximo gobierno de Macri?
El oficialismo se había quedado sin balas para estas elecciones. No podía mostrar buenos datos de inflación ni de actividad económica. Y optó por el camino más habitual en la política argentina: usar todo tipo de herramientas para controlar al dólar y dar una señal "positiva" hacia el electorado.
Hay que destacar dos cosas que pueden ser muy contraintuitivas para la "gente común". Primero: el dólar actual (de 45 pesos) no es un valor muy alto. Al dólar (como ocurre con los salarios) hay que ajustarlos por inflación. Es lo que se llama el tipo de cambio real. Allí aparece una sorpresa: este valor de 45 pesos es el mismo que había en septiembre de 2011.
En otras palabras: el dólar subió mucho en términos nominales pero la inflación lo siguió al mismo ritmo.
Algunos economistas empezaron a mostrar su preocupación: entienden que este dólar quieto a 45 es muy peligroso en la medida en que la inflación no baje rápidamente. Podría incubarse una presión devaluacionista para el 2020.
En el gobierno quedaron espantados con los dos devaluaciones fuertes del 2018. Sin embargo, Dujovne sabe este dólar congelado no es sustentable: le quita competitividad a dos sectores claves de la economía como el agro y el turismo. Son los sectores que aportan dólares al país. Dólares que sirven para pagar las deudas. No es un punto menor.
LOS FERNÁNDEZ Y EL DÓLAR
Alberto Fernández ha sido cuidadoso a la hora de hablar de la futura economía. Su elenco de economistas, de donde saldrá el ministro, es crítico del periodo 2011-2015. Rechazan el cepo y un valor artificialmente bajo del dólar (de 9 pesos en aquel momento).
Acuerdan con el periodo "nestorista" de la economía cuando el país tenía un dólar alto y superávit comercial y fiscal. No está tan errado Guillermo Moreno cuando identifica a Alberto Fernández con ideas económicas más liberales. De hecho, el propio Alberto dijo en una entrevista que sus tres prioridades serán: 1) la deuda; 2) el déficit fiscal y 3) la inflación. No prometió reactivación económica.
En la cabeza de Alberto está la idea de poner en el Banco Central a un economista ortodoxo, que transmita confianza al mercado sobre su compromiso anti-inflacionario. Alguien similar a Guillermo Nielsen.
Pero volviendo al dólar, sí su equipo remarcó la importancia de poner ciertos controles al ingreso y salidas de capitales. No el cepo, sino algo intermedio. Eso le daría menos volatilidad al tipo de cambio.
LAVAGNA Y EL 2002
El caso de Lavagna es el más simple de todos. Cuando él fue ministro, luchó para sostener un dólar alto. Por ejemplo, el dólar de enero de 2004 (un valor promedio en su gestión), actualmente costaría 62 pesos.
En otras palabras: el Lavagna de 2002-2005 no hubiera aceptado un dólar de 45 pesos como el actual. ¿Pero puede llevarlo a un nivel más alto? ¿Es deseable?
El contexto cambió mucho. Cuando Remes Lenicov - Lavagna devaluaron en el 2002, Argentina llevaba 10 años sin inflación. Por lo tanto, el pasaje a precios no tenía tanta inercia. La devaluación de un 300% en el 2002, generó una inflación del 40% en ese año. Un pasaje a precios bastante bajo.
El modelo de Lavagna con ese dólar alto fue muy exitoso, pero también tuvo perdedores: los empleados públicos y jubilados perdieron cómodamente ante la inflación en todo ese periodo. De hecho, Lavagna luchó fuertemente para que no recibieran aumentos salariales entre el 2004 y 2005. Finalmente, Néstor Kirchner otorgó esas subas sin su consentimiento. Otros tiempos.
Las nombres que acompañarían al ex ministro de Economía también son partidarios de un "dolar alto": Aldo Pignanelli, Martín Redrado y Miguel Peirano.
