El Fondo Monetario Internacional advirtió sobre la "volatilidad" financiera que enfrenta la economía argentina en virtud de la proximidad de las elecciones, anticipo una caída de 1,3% en el PBI este año y un crecimiento de solo 1,1% para 2020 (recortó la mitad del pronóstico anterior). En tanto, elevó a 40% su previsión de inflación a diciembre próximo.
Así resulta del documento dado a conocer este lunes en Washington referido a la cuarta revisión del programa económico argentino en el marco del préstamo Stand By por u$s57.000 millones.
Ante las dudas y críticas que han surgido respecto a la sustentabilidad de la deuda el Fondo indica que la capacidad de repago de Argentina sigue siendo adecuada, aunque está sujeta a "riesgos mayores".
El FMI revisó a la baja su pronóstico de crecimiento de 2019-20. En la anterior revisión esperaba para este año una caída -1.2% que ahora ha sido recortada a - 1.3 %debido al débil crecimiento del crecimiento (especialmente en la demanda interna y las importaciones) en el primer trimestre y las revisiones de crecimiento a la baja para los socios comerciales regionales (Brasil en particular).
La recuperación de la producción agrícola y la recuperación gradual del poder adquisitivo real de los salarios después de la fuerte caída del año pasado deberían, entiende el FMI, ayudar a respaldar un retorno a un crecimiento positivo a partir del segundo trimestre.
Sin embargo, el Fondo reconoce que, dado que la inflación es más persistente, las tasas de interés reales deberán permanecer más altas durante más tiempo, afectando nuevamente la demanda interna y las importaciones, lo que resultará en una revisión a la baja del crecimiento en 2020 (del 2,2 al 1,1%). Esta importante reducción de más de un punto contrasta con las últimas previsiones de los analistas que esperan un aumento del 2.2% del PIB para 2020.
Las tasas de interés más altas y el crecimiento más bajo han contribuido a elevar los niveles de deuda a mediano plazo a exactamente el 60% por ciento del PIB para 2024.
El FMI espera que la inflación termine el año en alrededor del 40% (muy por encima del pronóstico del 30.5% en el momento de la tercera revisión). Responsabiliza a esta suba en el pronóstico al aumento de los salarios nominales y un aumento significativo en las expectativas de inflación.