A siete días de las PASO cruje el conurbano bonaerense. En algunos distritos, la elección del próximo domingo tendrá un efecto de encuesta clarificadora para octubre, pero en varias localidades hay pulseadas claves.
El caso más emblemático es Moreno, una de las localidades importantes del Oeste. Allí el actual intendente, Walter Festa, deberá sortear una múltiple interna dentro del Frente de Todos. La kirchnerista Mariel Fernández (sí, otra Fernández más) podría provocarle un susto importante.
Festa pertenecía al ala de La Cámpora referenciada en José Ottavis, quien no terminó en buenos términos con Máximo. De allí la desconfianza del kirchnerismo con Festa. En los sondeos hechos dentro del kirchnerismo, advirtieron que el intendente tiene una intención de voto muy inferior a la de Alberto y Cristina. La interna servirá para que no se pierda ningún voto en el camino.
Otro que tampoco pudo escaparle a la interna es Gustavo Menéndez, quien deberá competir contra su antecesor Raúl Othahecé. El histórico barón del conurbano tuvo seis mandatos consecutivos y cayó ante Menéndez en el 2015, luego de haber coqueteado meses atrás con el massismo. En el 2015 esa contienda fue una verdadera batalla con acusaciones y hechos de violencia múltiples.
Tanto en Merlo como en Moreno se esperan triunfos holgados del kirchnerismo. El macrismo tendrá que hacer un gran esfuerzo para superar el 20%.
Morón completa la faena del Oeste. Allí la situación es distinta: gobierna un hombre de PRO como Tagliaferro y existe un electorado de clase media históricamente más distante del peronismo. En el 2017, Cambiemos arañó el 50% en esa tierra, pero la crisis económica modificó los planes. Ahora el sabbatellismo tiene chances concretas de regresar al poder de la mano de Lucas Ghi, quien gobernó entre el 2011 y 2015.
Tampoco fueron fáciles estos años para la oposición en Morón. Recién sobre el final pudieron generar una lista de unidad. Desde el Pj siempre criticaron a Nuevo Encuentro por su poca amplitud política. Finalmente, y en los segundos finales, la unidad quedó sellada.
En estos distritos será clave el rol del massismo. Y es que el Frente Renovador salió segundo en las PASO del 2015, desplazando a Cambiemos. Si ese voto se aglutina en el Frente de Todos, podría haber guarismos descollantes para el kirchnerismo.
Las esperanzas de Juntos por el Cambio están cifrados en los números del corredor norte del conurbano, y en distritos que pueden ser amigables como San Martín. Allí el macrismo ganó en las legislativas del 2017 y tiene la primera minoría en el Concejo Deliberante.
Pero ahora el escenario cambió: en el 2017 Katopodis jugó con Randazzo y dividió votos con el kirchnerismo camporista. La candidatura de Alberto fue un espaldarazo clave para Katopodis. Ambos participaron codo a codo en ese intento de renovación con Florencio. Se preve que el votante kirchnerista no castigará a su intendente en esta contienda. El domingo lo sabremos.
Hay un dato socio-económico que complica al macrismo en estos territorios. Se trata de zonas con cordones industriales y comerciales muy afectados por la recesión. Estos sectores no reaccionan por una tranquilidad del dólar. Ya parecen haber definido un voto netamente opositor.
