En media de la tormenta y a pocas semanas de que posiblemente Alberto Fernández se convierta en nuevo presidente, no está de más hacer un repaso de las tres grandes dificultades que deberá asumir desde el 10 de diciembre.
OBLIGACIONES Y CONDICIONALIDADES
La deuda con los bonistas privados y con el FMI es un lastre heredado. Tendrá que cuidar el nivel de Reservas en el Banco Central y además "surfear" los "consejos" del FMI.
El actual gobierno logró doblarle el brazo en más de una ocasión al Fondo. La más importante fue cuando Sandleris logró total discreción para intervenir en el mercado de cambios, algo históricamente prohibido para los deudores del organismo.
INFLACIÓN DE COSTOS REPRIMIDA
La mayoría de las medidas que tomó Macri este año tienen fecha de vencimiento: octubre o diciembre de 2019. Ante la última devaluación, hay precios vinculados al dólar que presionarán al alza tarde o temprano.
Entre ellos las tarifas de servicios públicos, las naftas, medicina prepaga, etc. Alberto dijo que una de sus prioridades será el déficit fiscal; por lo tanto, no sería lógico que intente evitar esos incrementos a través de subsidios.
EL MIEDO A FLOTAR
En la década del 90, la literatura económica hablaba del "miedo a flotar" en los países latinoamericanos. Es decir, los gobiernos le tenían pánico a que la gente comprara o vendiera dólares libremente. El pánico era justificado: al haber mucha inflación, si el dólar flotaba libremente podían producirse grandes devaluaciones.
El resto de sudamérica ya solucionó el problema de la inflación, y por lo tanto sus monedas flotan ahora con calma. El kirchnerismo tuvo miedo y puso el Cepo. Macri trató de romper ese miedo, pero el dólar flotó con la calma de una montaña rusa en el último año. Sin Cepo, ¿podrá Alberto curarnos de ese miedo a flotar?
Pero ahora veamos cuáles son las "ventajas" o "facilidades" que tendrá Alberto a partir del 2020.
DOLAR MUY COMPETITIVO
Un dólar cercano a los 60 pesos es razonable. Cuando asuma no tendrá grandes presiones devaluacionistas. Dicho en otras palabras: el costo ya se lo comió Macri. Tanto Alberto como Lavagna quieren un peso devaluado. No lo dicen muy abiertamente porque para algunos es algo impopular.
No estaba tan equivocada Cristina cuando en el 2013 decía que el Frente Renovador (donde estaban Massa, Lavagna y Fernández) era el Frente Devaluador. Un dólar alto permitirá seguir alentando las exportaciones, algo que ya viene ocurriendo en los últimos meses. Y además servirá para descomprimir (bajar) la tasa de interés en el mediano plazo.
DOS SUPERÁVIT CLAVES
Ayudado por la devaluación de agosto del 2018, Cambiemos entregará el gobierno con equilibrio fiscal primario (gastos = recaudación) y con superávit comercial (valor de las exportaciones superiores a las importaciones)
Estos dos datos son la piedra fundamental de la macroeconomía de un país. Y son los datos que miran los acreedores para saber si un país podrá repagar su deuda. Desde el 2010 que Argentina no tenía superávit en ambos indicadores.
PACIENCIA SOCIAL
Este quizás sea el punto más importante. Si Alberto tiene que tomar alguna medida antipopular o falla en los primeros meses, habrá un "crédito social" superior al que podría tener Macri, quien ya viene desgastado.
El sindicalismo le tendrá paciencia. Los gobernadores serán menos voraces de lo que fueron entre el 2015 y el 2019. Alberto podrá argumentar que muchas de sus medidas fueron necesarias por el desorden económico heredado.
Lo resumió perfectamente el reconocido economista argentino Guillermo Calvo: "Si gana el peronismo va a aplicar el ajuste con apoyo popular, culpando al gobernante previo".
