La curva de Laffer es un concepto muy sencillo, pero útil: básicamente explica que subir los impuestos de manera indefinida no generan una mayor recaudación. Es decir: subir un impuesto implicará también una reacción de la otra parte. Por ejemplo, producir menos de ese bien y pasarse a otro sector no gravado.
El equipo de Alberto Fernández está pensando en subir dos impuestos: retenciones a la exportación y Bienes Personales. En este último caso, ya varios contadores reconocieron que muchos clientes de gran patrimonio comenzaron a gestionar que sus propiedades tengan residencia en Uruguay, y no en Argentina. Para "gambetear" el impuesto.
Los tractores también están al acecho: no se quedarán de brazos cruzadas ante una suba impositiva al agro. El miedo es que muchos decidan reducir su producción ante el encarecimiento impositivo. Esa reducción de producción implicará naturalmente una disminución en el ingreso de dólares al país.
La llamada "Crítica de Lucas" (por el economista Robert Lucas) va en un sentido similar. Una de las cosas importantes que señala es la siguiente: si hacemos cambios en la política económica, no se puede esperar que los agentes tomen decisiones como lo hacían hasta antes de la modificación. Los agentes se adaptan y cambian sus comportamientos. Tiene expectativas. No son robots.
Ante un anuncio de Alberto Fernández: ¿Los agentes van a creer o no? ¿Hay sostenibilidad en lo que anuncie? ¿Las medidas serán permanentes o temporarias? Los agentes "miden" al gobernante y reaccionan de acuerdo a lo que ellos creen que va a ocurrir. Acá la credibilidad es clave. Si los agentes (nosotros) dejamos de creer, el gobierno ya no puede predecir qué pasará con cualquier medida que quiera tomar. O peor: ya sabe que fracasará aunque tenga una buena intención. .
Todo esto es vital a la hora de pensar el famoso "Pacto Social" que se podría crear a partir del 10 de diciembre. ¿Empresarios, gremios y gobierno se creen entre sí? ¿Hay incentivos a cumplir un acuerdo de precios? ¿Los consumidores creerán que este acuerdo puede tener éxito en la lucha contra la inflación?
En definitiva, podríamos pregunarnos si los argentinos vamos a cambiar nuestra mentalidad a partir del 10 de diciembre con el cambio de gobierno. Por ejemplo, si vamos a alterar nuestras decisiones de ahorro, consumo, producción, etc. Y, sobre todo, si vamos a reaccionar con optimismo o pesimismo a los cambios que haga Alberto.
Los últimos 60 años de fracasos, en este sentido, no auguran un optimismo desbordante.





