El aislamiento social es el mejor antídoto contra el coronavirus. Pero, cómo bien explica el presidente Alberto Fernández, esta solución conlleva un evidente costo económico en materia de empleo, salarios y actividad.
Los datos preliminares de la actividad económica de febrero no fueron buenos. Son números pre-cuarentena. El estimador de la consultora de Orlando Ferreres (elaborado con 122 series estadísticas) marcó una caída del 3.6% comparado con febrero de 2019.
Los tres sectores claves de la economía (construcción, comercio e industria) no lograron repuntar. La caída de la construcción en febrero fue del 16%. El comercio se contrajo un 6% y la industria bajó un 1%. En este último caso, vale destacar una mejora de la producción de alimentos y metales básicos.
Los datos de la recaudación de febrero también son un buen termómetro para testear el comportamiento de la economía. El número más sorprendente fue el del IVA: recaudó solo un 27% en los últimos doces meses, es decir, 23 puntos porcentuales menos que la inflación. Este es uno de los datos que encendió las alarmas en el gobierno porque demuestra las dificultades para relanzar el consumo.
Cabe recordar que el IVA representa el 20% de los ingresos totales del Estado Nacional. Es un impuesto clave para las cuentas públicas del gobierno.
Y así como el IVA sirve como termómetro para medir el consumo, los "aportes y contribuciones patronales a la Seguridad Social" aproximan la evolución de la masa salarial (empleo y salarios). Aquí el rendimiento fue algo mejor: recaudación anualizada del 43%. Pero febrero fue peor que enero: cayó de 153 mil millones a 127 mil millones pesos la recaudación.
Todos estos datos son previos a la cuarentena obligatoria. Y, por supuesto, no tienen una dinámica reciente. El mal desempeño de la economía empezó en mayo del 2018. Una "L" recesiva como no ocurría desde el periodo 1998-2002 en el país.
El virus, evidentemente, llegó en el momento menos apropiado.
