La emisión monetaria, es decir, la impresión de billetes, siempre fue un tema controvertido en los debates teóricos. De un lado, los economistas liberales u ortodoxos afirman que una emisión excesiva es la causante de la inflación. La razón es sencilla: si hay un exceso de moneda, ésta perderá su valor por la ley de oferta y demanda.
Del otro lado, los economistas heterodoxos o de izquierda indican que la inflación tiene una explicación multicausal. No solo se debe a un componente monetario.
¿Pero qué hacer ahora en medio de la pandemia? La mayoría de los presidentes de los bancos centrales del mundo parecieran adoptar la segunda opción: lanzar billetes desde el helicóptero y olvidar por un tiempo su posible efecto negativo en los precios.
Argentina tiene un menor margen para esta opción porque lleva varios años de déficit fiscal. Es decir, ya había tenido que usar este helicóptero mágico en muchas oportunidades de su historia.
Desde el 2011, el país tiene déficit. En el gobierno de Cristina Kirchner se financió con emisión y con Mauricio Macri se financió con deuda. Ahora, Alberto Fernández tiene cerrada la posibilidad de financiarse en el mercado. Tampoco hay mucho margen para subir los impuestos. Por eso, la opción del helicóptero de pesos luce la única esperanza.
Las consultoras argentinas calculan que la base monetaria se duplicará este año. En otras palabras, habrá el doble de billetes en circulación en diciembre de 2020 comparado con diciembre de 2019. El problema es que Argentina ya parte de una elevada inflación. Si la emisión se descontrola, los precios pueden también fugarse más rápido de lo pensado. Es un delicado equilibrio.
¿A dónde van los billetes de este helicóptero comandado por el Banco Central? Buena parte sirvió para transferir recursos a los gobernadores y municipios. Los gobernadores no tienen este helicóptero mágico: no puede imprimir billetes. Dependen del auxilio de Nación. Por eso, a modo de presión, algunos amenazaron con emitir bonos locales, lo que trae el recuerdo de las cuasimonedas del 2001. Estos bonos provinciales serían el 'helicóptero suplente' de los gobernadores. Pero por ahora están guardados: el Banco Central emite y asiste con el helicóptero oficial.
Por su parte, el resto de la emisión va a parar a la ayuda social y a la ayuda a pymes: bonos extraordinarios, subsidios, créditos baratos, el ingreso de 10 mil pesos para monotributistas, etc.
También allí hay una grieta teórica interna del gobierno. Economistas y funcionarios como Alejandro Vanoli y Mercedes Marcó del Pont no creen que la emisión cause inflación. Guzmán disiente: es más prudente en ese manejo. Él y Pesce tendrán que ser especialmente cuidadosos para que esa montaña de pesos no generen efectos colaterales
