El gobierno argentino atraviesa múltiples desafíos. En las últimas horas, el Banco Central empezó a tomar medidas para apagar el insipiente "incendio" del dólar paralelo y del "contado con liqui", que escalaron con fuerza.
Para desincentivar el ahorro en dólares, desde este lunes los bancos deberán dar plazos fijos en pesos con una tasa no inferior al 26% anual. No es una tasa muy apetecible, pero sí mejora los rendimientos de las últimas semanas.
Si se mira el dólar oficial, Argentina es uno de los países de la región que menos devaluó respecto al dólar. Por ejemplo, del 1 de marzo al 6 de abril, el peso argentino se devaluó un 4%. México, en ese mismo periodo, devaluó un 20%, y el real brasilero lo hizo en un 15%. Y eso que son países sin inflación. Por eso, algunos economistas le sugerían al gobierno dejar correr el dólar oficial para permitir que se achique la brecha con el paralelo.
Desde el Banco Central se ríen de estos informes. Entienden que Argentina ya partía de un dólar alto pre-coronavirus y por lo tanto no están dispuestos a convalidar subas importantes. Traducido: para el Banco Central no es deseable una mayor devaluación oficial del peso.
El otro incendio importante es la actividad económica real. Argentina parece tener poco margen para seguir expandiendo el gasto. De hecho, aunque parezca anti-intuitivo, gobiernos de centro-derecha como el de Chile o Brasil tuvieron políticas fiscales más expansivas. El paquete fiscal argentino es del 1% del PBI, mientras que el de Chile es 4.7% y el de Brasil 3.5%. Aquí vale recordar un sabio consejo: la importancia de ahorrar en los periodos de vacas gordas. Chile ha sido un gran alumno de ese precepto.
El desafío es que Kulfas llegue con los baldes a todas las goteras de la economía justo a tiempo: que las pymes no cierren y los trabajadores tengan un dinero mínimo en el bolsillo. En los países desarrollados, el 80% del gasto extra actual va para el sector económico. Argentina no puede dar esa batalla por perdida. Para colmo, el valor del trigo y la soja tocaron nuevos mínimos: están por debajo de los 350 dólares la tonelada y no remontan desde el 2012. Nada a favor.
El otro foco conflictivo es la deuda externa. Desde la Secretaría de Finanzas reconocen que la negociación es "muy dura". Si ese foco de incendio no se soluciona favorablemente, el resto de la casa puede tambalear: los esfuerzos de Pesce por contener el dólar serán cada vez más difíciles. En la primera semana de mayo se define la respuesta de los bonistas. Pero las expectativas de esa respuesta ya serán claves: si el mercado anticipa que Argentina ingresará el default, los problemas podrían precipitarse inclusive antes de mayo.
