El gobierno confía en un efecto rebote de la economía para el 2021. Las proyecciones indican que el país crecería un 3% y dejaría atrás tres años consecutivos de recesión.
Hay un truco estadístico que también juega a favor en el 2021: cuanto peor sea el 2020, más fácil será crecer en el 2021 por el efecto comparativo. Es decir, la buena noticia del 2021 estará vinculada al desplome de la actividad en el 2020.
Este año la economía caerá al menos un 6%. Marzo será difícil de analizar porque convivieron días "normales" (hasta el 20) con días de confinamiento estricto. Para la consultora de Orlando Ferreres, la actividad cayó un 9,5% en marzo. La construcción sigue liderando el desplome y también volvieron a empeorar el comercio y la industria, que hacia febrero venían mostrando señales de una leve recuperación.
Encima, abril, mayo y junio de 2019 fueron meses de leve repunte de la actividad, con lo cual el efecto comparativo con el 2020 será más duro. Los números de abril serán impactantes por lo malo. Mayo, en cambio, podría evidenciar cierta recuperación por el ablandamiento de la cuarentena. También ayudará que se hayan acreditado completamente los 10 mil pesos del IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), casi inexistentes durante buena parte de abril.
Alberto Fernández anticipó en una entrevista que la economía puede llegar a caer hasta un 6%. Pero a continuación se mostró esperanzado de que el 2021 sea el inicio de un periodo similar al de 2003-2008. El contexto actual, sin embargo, dista bastante de aquél tanto en las variables locales como las externas. No habrá tracción de Brasil ni de China; el precio de la soja sigue cayendo y podría quebrar los 300 dólares la tonelada (en el 2008 llegó a 600); y por si fuera poco el mundo se está tratando de recuperar de una pandemia histórica.
Las presiones sobre el dólar no terminarán y se agudizarán si no llegan buenas noticias sobre la renegociación de la deuda externa. Desde hace varios días, pequeños ahorristas siguen comprando dólares para atesoramiento. Ese goteo de dólares obligó al Banco Central a vender reservas para no convalidar una devaluación más fuerte en el mercado oficial. Pero estas intervenciones tienen su límite: los dólares escasean y no se pueden "rifar" divisas todos los días.
Martín Guzmán tiene una mochila pesada, pero Miguel Pesce también.
