Es verídico al cien por cien. No es chiste. Se puede entender la problemática reinante que rige en los diferentes comercios de La Plata, en cuanto a la imposibilidad de pagar sueldos, las dificultades para sobrevivir al abono de los gastos impositivos, y la incertidumbre reinante en cuanto a cómo sobrevivir a esta crisis. Pero abusarse del bolsillo del vecino, eso sí que no.
El comercio se ubica en pleno corazón de San Carlos, en una de las arterias más concurridas del barrio platense, y su fachada reza una insignia clara y amenazante escrita en un cartel amarillo que está pegado en la puerta del ingreso al local. 'Cigarrillos solo se venderán comprando otro producto: alfajores, galletitas, golosinas, bijouterie. Si no está conforme, no se moleste en ingresar'. Contundente.
Es de público conocimiento la problemática que hubo en la ciudad respecto al consumo de cigarrillos por la paralización de las tabacaleras, donde no se conseguían atados en ningún comercio, y el que sí contaba con algún ejemplar, lo vendía a precios que iban muy por encima del establecido, aprovechándose de la necesidad del consumidor.
Ahora bien, es cierto que el porcentaje de ingreso por la venta de los cigarrillos en los kioscos varía de acuerdo al modelo de negocio de cada uno, pero podría estimarse, según fuentes comerciales, en un 70% de promedio, convirtiéndose en uno de los productos más codiciados y pedidos por la mayoría de la ciudadanía. Ante esos números concretos, la viveza criolla siempre está a la orden del día, y cada comerciante juega su propio partido, pensando únicamente en su bolsillo y no en la necesidad del cliente.
Y lo que ocurre con el comercio ubicado en 32 entre 133 y 134, va contra la ley. Por dicho motivo, debería prohibirse la metodología de compra. Porque el vecino tiene derecho a adquirir lo que se le plazca, sin necesidad y obligación de llevarse sí o sí otro producto, cuando justamente la economía cada vez alcanza menos para darse gustos o cumplir con las necesidades básicas.
