En La Plata se están enfermando los jóvenes por coronavirus y crece la incertidumbre

Sociedad 02/06/2020 . Hora: 10:21
En La Plata se están enfermando los jóvenes por coronavirus y crece la incertidumbre

Desde que se "promulgó" el aislamiento social, preventivo y obligatorio -medida más conocida como "cuarentena"- dispuesto por el Gobierno Nacional el 19 de marzo pasado para paliar el avance de la pandemia del coronavirus en nuestro país, ningún rincón de la Argentina es el mismo.

Si bien algunas provincias aún están vírgenes del COVID-19 y no se han detectado casos hasta el momento, y hasta han tomado decisiones que tienen que ver con "abrir" la economía y autorizar paseos, tiempos de recreación e incluso la apertura de comercios que no son esenciales, otras son focos peligrosos de este virus que está matando a miles y miles de personas diariamente, a nivel mundial.

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Lo que sucede en La Plata es alarmante. En la primera fase de esta "cuarentena" -y me atrevería a decir que en la segunda también- nadie hizo caso omiso a las recomendaciones. Las calles estuvieron vacías, como corresponde, y aquellos pocos que elegían o debían salir de sus casas lo hacían con un temor pocas veces visto: ésto, acompañado de los fuertes controles municipales a cargo de móviles policiales o de autos cuyos megáfonos daban un mensaje de prevención que era acatado a rajatablas.

Con el paso de las semanas, si bien se los platenses han entendido que la mejor forma de ganarle al coronavirus es estando en casa el mayor tiempo posible -para cuidarnos nosotros mismos y a nuestras familias- empezó a verse una apertura casi abrupta tanto de la economía como de las salidas no esenciales, inundando de personas las calles, incluso, de aquellos mayores de 60 años que pertenecen al grupo de riesgo.

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Quizás, muchos hayan "levantado la barrera" frente a esta pandemia que se está robando las vidas de miles de hombres y mujeres en todo el mundo, y crean que el transcurso del tiempo los puede haber convertido en "inmunes" el virus. Lo cierto es que las calles de La Plata poco tienen del paisaje típico de una sociedad que toma recaudos: en cualquier barrio de la ciudad, un pequeño paneo le permitirá, a cualquiera, ver un mundo de autos circulando con más de una persona en su interior, muchas de ellas sin tapabocas. Ni hablar de las veredas: paseos de perros que incluyen niños, realización de ejercicios físicos y elección de comercios que no son de proximidad.

De acuerdo a los últimos datos oficiales proporcionados por el municipio, los últimos contagios registrados en nuestra ciudad, corresponden a personas cuyas edades oscilan entre los 13 y los 70 años, y en torno a los 169 infectados por coronavirus que tiene La Plata, hasta el momento, es posible determinar que el promedio de edad que tienen las personas que más se contagian, ronda entre los 20 y los 40 años, es decir, la "población económicamente activa": ya sea los que salen a las calles a cumplir con su deber porque pertenecen a trabajos de salud o bien, aquellos que forman parte de comercios esenciales. Y claro está, que un grandísimo porcentaje de esa cifra no encaja en ninguno de estos dos grupos.

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Lo que alarma y llama la atención de estos datos, es algo simple: entre los últimos contagios, se registraron dos casos de bebés de once meses que se encuentras hospitalizados y además, el de una niña de tan solo 13 años que "no registra antecedentes epidemiológicos" -según datos aportados por el municipio- y que fue trasladada al Hospital Gutiérrez de La Plata. Esto significa que la menor tomó contacto con algún familiar o alguna persona que le contagió el virus.

Durante este lunes, en nuestra ciudad, se registraron varios casos positivos de Covid-19 en personas cuyas edades integran el rango de la población económicamente activa: una mujer de 23, otra de 36, un hombre de 28, uno de 27, y la niña de 13 años. Estos datos duros dan cuenta de cuán blanda está siendo la cuarentena en La Plata: un territorio que poco sabe de controles en las calles y por otro lado, de personas que pocos o nulos recaudos toman frente al virus.

Esto se suma a las declaraciones del intendente Julio Garro en diálogo con una transmisión en vivo del diario El Día, en la cual propuso "suspender" la cuarentena junto a una frase que despertó polémica y preocupación en todos los sectores: "La pelea del coronavirus la vamos a tener que dar en la calle". Esta confesión generó alarma en todos los sectores de la sociedad, incluso, en aquellos que prefieren "abrir" la cuarententa. Si bien el slogan de campaña del gobierno es "Quedate en casa" o "No sos inmune", desde la cabeza del municipio se deslizó públicamente la idea de terminar con este aislamiento propuesto por el Gobierno nacional, aconsejado por expertos e impulsado también, por los países del primer mundo.

Por un lado, en medio de esta disyuntiva, se encuentran aquellos que siguen respetando -y a rajatablas- las medidas dispuestas por el Gobierno nacional: los "pro-cuarentena", que buscan y aceptan el aislamiento para mantener lejos del virus a todas las personas y a sus familias. Y claro, por el otro, están aquellos que acompañan la postura del Intendente de comenzar a "convivir" con el coronavirus en las calles, en los hogares y en los comercios, casi como dándole pelea codo a codo a un virus que si ningún tipo de discusión, es mortal.

El coronavirus se está cobrando la vida de los adultos mayores -o, para ser más específicos, de las personas que tienen más de 60 años e integran el grupo de riesgo- pero está poniendo en peligro la vida de los más jóvenes: aquellos que día a día salen de sus hogares si la certeza de saber si, en las calles, tomarán contacto con el virus y pondrán en riesgo a sus familias.

El comportamiento de los platenses, por estos días, deja mucho que desear. Son muy pocos los que siguen acatando al pie de la letra las recomendaciones de los especialistas y muchos más los que circulan por las calles a diario, casi haciéndole frente a un virus que no conocen ni conocemos, y del que poco se sabe hasta el momento. Lo que sí se sabe es que los que más están perdiendo en esta batalla absurda son los que atraviesan la puerta de sus hogares para salir a trabajar, y le ponen el cuerpo y el alma a una guerra que no saben cuándo tendrá su fin. Si es que lo tiene.

*Licenciada en Comunicación Social con orientación en Periodismo (UNLP) y Locutora Nacional de Radio y TV

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