Cómo les afecta a los abuelos platenses el encierro de la cuarentena

Sociedad 26/06/2020 . Hora: 09:00
Cómo les afecta a los abuelos platenses el encierro de la cuarentena

Sin dudas, el aislamiento social, preventivo y obligatorio no es simple para nadie. Nos encontramos en el día 100 de cuarentena y cada vez se hace más difícil pasar tanto tiempo encerrados, aislados y más, sabiendo que en la calle cada vez hay más contagiados.

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Para los adultos, es complejo tener que pasar tanto tiempo sin salir a la calle o solamente hacerlo por motivos esenciales. Para los niños, lo es aún más, ya que muchos de ellos no entienden por qué no pueden salir de casa y aquellos que por su edad sí lo comprenden, se deben adaptar al nuevo hábito, pero dentro del hogar.

Lo que es terriblemente difícil es sobrellevar la cuarentena solos, para los abuelos. Muchos de ellos hace muchísimo que no ven a sus hijos, a sus nietos y la soledad los abruma, los "tira para abajo" y además, les genera una sensación de vacío que no puede llenarse con otra cosa que no sea comunicación a través de la tecnología.

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LAPLATA1.com se contactó con varios abuelos platenses para conocer cómo sobreviven a este tiempo tan complejo, a este encierro que no se sabe hasta cuándo durara y quiso saber cómo se sienten lejos de sus familias y muchas veces, teniendo días y noches solitarias.

Mónica tiene 63 años y tiene una sola nieta. Según le cuenta a este diario, "aparte de no poder estar con mi familia, hijos y nietos, hoy uno a esta edad se siente todavía activo. Pero cuando no tenés libertad para hacer determinadas cosas o tenés que depender de tus hijos o de alguien cercano, se me vinieron veinte años encima: lo que uno piensa que te puede pasar cuando llegues a los 80".

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Además, contó: "sabemos que esto va a quedar en la historia, y a esta edad el tiempo vale oro. Todo se magnifica. Por más de que uo trate de hacer alguna actividad en la casa o distraerse, la cabeza sigue andando y por momentos recordás cuando los chicos eran chicos, comenzás a revivir eso, después empezás a ver el futuro y a mi edad no hay tanto futuro en cuanto a proyectos. Esto te debilita, tengo fe de que esto es pasajero pero a esta edad no es fácil". También hace referencia a su vida como abuela: "La etapa que me toca vivir es la parte emotiva, disfrutar de mi nieta, de sus progresos, es lo que te hace revivir. Entonces te sentís aislada del mundo mirando todo, como que no sos partícipe de la vida, estás mirando, estás observando".

Mónica cuenta, además, que extraña la libertad:  "La parte social que uno a esta edad también disfruta, salir con amigas, vivir la vida, por más que exista la tecnología no es lo mismo. Quizá la juventud está más acostumbrada. Las amigas, una charla, un paseo... es como un túnel, con menos proyectos que alguien más joven y quizás con más esperanza que alguien mayor que yo".

Por su parte, Roxana le contó a LAPLATA1.com que "a los abuelos, el encierro les afecta más que a nadie. Por más de que ellos no andan todo el día en la calle, se ponen a pensar más que antes, en la familia sobre todo y añoran un abrazo, un beso de algún ser querido".

En este sentido, Micaela contó que su madre tien 57 años y su padre 63 y ahora están viviendo con su hermana de 20 años. Nos explicó que se sienten muy angustiados por no poder salir a la calle, "tienen ganas de abrazarnos, lloran cada vez que nos ven en la puerta, es muy triste todo pero nos cuidamos y los cuidamos a ellos".

Por otro lado, Valeria le contó a LAPLATA1.com que "para la gente mayor, cien días sin poder ver a sus nietos y familiares es muchísimo tiempo. Su estado de ánimo debe ser muy triste porque no les sobran los días".

Graciela, en este sentido, dijo que es abuela de diez nietos. "Los extraño mucho, a sus abrazos, sus risas, su amor incondicional... En la videollamada me dicen te amo pero no es lo mismo, no se siente su calor, su perfume...".

Sin dudas, el encierro no es fácil para nadie. Y menos, para las personas mayores que deben vivirlo en soledad o en pareja pero lejos de sus familias y sus afectos. Si bien la tecnología nos conecta, no es lo mismo. No hay nada tan real como un abrazo fraternal. Y para dárnoslo, todavía falta.

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