Con apenas 18 años hizo su aparición en la primera de Estudiantes y sus grandes actuaciones lo llevaron a disimular por ese entonces la ausencia de Rodrigo Braña. Daba la sensación que había volante central para rato.
A Gastón Gil Romero le llegó todo de golpe. Debut en Primera, el reconocimiento por su juego y los primeros sondeos de clubes europeos por contratarlo. ¿Algo más? Claro. Ser el capitán más joven en la historia del Pincha y compartir el mediocampo con Sebastián Verón, quien para potenciar a los juveniles del club le cedió la cinta.
Sin embargo la flecha de la carrera del volante no fue hacia donde todos esperaban. Se estancó. Los supuestos intereses de instituciones importantes de Europa no se cristalizaron, comenzaron a aparecer algunos inconvenientes físicos, surgió Santiago Ascacibar y ya nada fue como antes. Y Gil Romero comenzó a ser cedido sistemáticamente a préstamo. Rosario Central, Universidad Católica de Ecuador, Patronato, Belgrano de Córdoba y por último Aldosivi. A eso hay que sumarle una cesión frustrada a Defensa y Justicia.
Y cada vez que regresaba al predio de City Bell se chocaba con la misma respuesta: "Corres de atrás, hay muchas alternativas en tu posición o el técnico de turno no te tendrá en cuenta". Las partes renovaban/extendían el contrato y volvía a irse del mundo Pincha. Hasta que un día las partes no se pusieron de acuerdo y la relación de años se romperá, llegará a su fin. Será el próximo martes cuando Gastón Gil Romero a los 27 años se vaya en libertad de acción y el club se descapitalizará, perderá patrimonio. No podrá repetirse la historia de Joaquín Correa, Rulli o Jonathan Silva
