Las imágenes lo dicen todo. Sobrevivir a la pandemia y soportar las bajas temperaturas que rigen en la ciudad (con el hambre como principal protagonista), son los grandes y tristes obstáculos con los que conviven a diario este grupo personas aglomeradas en el punto más emblemático de La Plata: Plaza Moreno.
Algunos reunidos en círculo, cubiertos con mantas y tratando de generar el mayor calor humano posible en uno de los días más fríos de lo que va en este invierno. Otros solitarios. Acostados con lo que tengan a mano, apoyando la cabeza en una mochila, y utilizando uno de los tantos bancos verdes que ofician de reparo para soportar el viento frío que congela los huesos.
Ante esta situación, la realidad indica que hoy, para que estas personas ingresen a un refugio local, dependen primero de una autorización de provincia, ya que el municipio no lo puede hacer sin un testeo previo y sin el okey del gobierno bonaerense. En ese sentido, dicha autorización demanda tiempo, por eso no se resuelve de un día al otro. En la misma sintonía y por la misma situación corren los menores.
Lo cierto es que hoy, en una ciudad desierta y con el efecto económico que hace estragos producto de la pandemia, las imágenes de estos ciudadanos en pleno corazón de La Plata, en su lugar más emblemático; duelen. Calan hondo…
