La inflación parece haberse tomado un descanso durante la pandemia. O al menos moderó su importancia respecto al 2018 y 2019. Junio había dado alto (2,2%), pero la primera quincena de Julio mostró un "adormecimiento" de los precios. El problema es que algunos valores volvieron a repuntar en la última quincena y, por lo tanto, el índice no bajaría de 1.5% para el mes que acaba de terminar.
El congelamiento de los servicios públicos y de los salarios, el cepo al dólar y la fuerte recesión son los elementos que juegan a favor de una calma inflacionaria. Pero será momentánea.
Las consultoras proyectan una inflación cercana al 40%, pero acelerándose a fin de año. Y también existe consenso de que el 2021 será más duro en materia de precios: orillaría el 45%.
Todos los elementos que hoy juegan a favor, empezarán a desvanecerse en los próximos meses. La recesión comenzará a aflojar, los sindicatos empezarán a demandar alguna mejora salarial y el congelamiento tarifario de varios servicios (luz, gas, agua, transporte, nafta, telefonía, etc.) no se podrá sostener al infinito mientras aumentan los costos de producción.
Se estima que el déficit fiscal cierre este año cerca del 10%, y mayoritariamente se tapará con emisión monetaria, lo cual también agrega mucha incertidumbre respecto a los movimientos que ocurran en el dólar y en los precios en un futuro no muy lejano, cuando haya una cierta normalización.
"Los precios máximos y los controles cambiarios son dos herramientas de corto plazo. No tenemos ningún interés en sostener estas regulaciones cambiarias tan estrictas por mucho tiempo, ni mantener los precios máximos", dijo esta semana Matías Kulfas, Ministro de Producción, en una videoconferencia con empresarios. Por controles cambiarios lease cepo. Lo mismo viene diciendo Guzmán: las regulaciones serán temporales. El desafío será el "timing" para desregular sin perder "tranquilidad" en la economía, cómo le gusta decir al Ministro de Economía.
Lo que está claro es que cualquier paso en falso del gobierno o el Banco Central puede generar serias complicaciones para la inflación a principios del 2021. No será una olla fácil de destapar aunque todavía esté tibia.
