La Plata está irreconocible. Está rara. Distinta. Triste. Los carteles que se ven en la ciudad anuncian venta o alquiler. Son los verdaderos protagonistas y se posan sobre los comercios, locales, pymes y demás emprendedores que no pudieron seguir con su sueño producto de la agobiante crisis que arrojó la pandemia.
Los gastronómicos, uno de los sectores más golpeados por la cuarentena vieron cómo se cerró la París, la confitería más emblemática de la ciudad, y en una de las esquinas históricas de La Plata. Esa esquina ya no es la misma, la cuadra no es la de antes.
Boliches y bares bajaron sus persianas al no poder sostener la inactividad de tantos días. Muchos comercios que evidenciaron una crisis en los últimos años, vieron en la crisis económica agravada por la pandemia la excusa para cerrar sus puertas. Las principales arterias comerciales; 8, 10 y 12, cambiaron su fachada, su atmósfera. Están desoladas, y con un clima similar al de una posguerra.
Sin ir más lejos, tras una encuesta que realizó una consultora a comerciantes platenses, la misma aseguró que el 13.8% de los propietarios de locales que cerraron por la cuarentena no reiniciarán actividad y el 28.7% declararon un "estado financiero crítico". Dejando en claro que el número de comercios cerrados en La Plata llegaría a los 2000.
Por ejemplo, en City Bell de 500 comercios ya cerraron sus puertas 100, con un impacto para ese lugar de 20%, según la encuesta global de DC Consultores.
Asimismo, a fines de julio más de 500 comercios estaban quebrados, lo que significó una fuerte conmoción, pero las proyecciones del momento son muchísimo más graves al sostenerse la caída de 1.800 unidades comerciales.
Dejando en claro que entre dueño de comercio y empleados podría haber entre 8 y 10 mil personas desocupadas de manera directa, y más también, impactando en un número mucho más fuerte en el daño que se ocasiona al aparato productivo de forma indirecta.
