Llegar a cumplir un siglo de vida es algo maravilloso. Anécdotas, vivencias y además, días vividos. Muy bien vividos. Esa es la historia de Cleila, una mujer que hace varios largos años vive en nuestra ciudad pero nació en un pueblito que Mónica, su cuidadora de hace tres años, no recuerda bien.
"Yo estuve acompañándola en diferentes horarios, he estado de noche, bastante tiempo de día", comenta Mónica a LAPLATA1.com. "Lo que compartimos es el día, muy lindo, agradable. Ella es una abuela muy tranquila, antes conversábamos mucho, ya no tanto. Pero es una señora que está muy lúcida a pesar de sus 100 años", relata.
En cuanto a la rutina que siguen juntas, comenta: "Cuando yo llego tomamos el desayuno, a veces se lo llevo a la cama, a veces no. Desayuna muy bien, hacemos la parte del baño, por ahí se recuesta un ratito. Cocino, almorzamos, es de muy buen comer: tomamos una sopa primero, después el segundo plato, el postre. Después, es la merienda, compartimos algo en televisión, algún programa y a las 6 de la tarde me voy y viene otra cuidadora".
Mónica le cuenta a este diario que "Clelia ha tenido una vida muy activa, con tres hijos que ya son grandes. Uno de ellos vive en Tucumán, así que hablan los fines de semana cuando viene las nietas. Tiene unas cuántas" y relata un gran honor que le ha tocado vivir algunas décadas atrás: "Ella fue maestra acá en la ciudad de La Plata, no me acuerdo del pueblo del que vino, y fue maestra hasta el tercer grado de Cristina Fernández de Kirchner y siempre me cuenta que se acuerda de la señora cuando era una niña y que tenía un carácter bastante fuente e imponente".
Por último, respecto de la cuarentena, nos compartió su historia y qué es lo que hacen juntas tantas horas al día: "Disfrutamos el día, estamos enfrente de la Plaza Alsina, así que tenemos el tren cada vez que pasa, de la gente, hacemos comentarios, disfrutamos de los recuerdos. La paso muy bien. Ni bien comenzó la cuarentena se la llevaron las nietas y tuvo una cuarentena estricta. En esos dos meses yo no vine, hasta que después sí la trajeron a su casa por razones laborales de ellas y recuperé yo mi trabajo. Cleila entiende todo pero lo que no entiende es que no nos podemos visitar y en ese punto se hace pesado. Ella disfruta la vida acá adentro. Ella fue una gran tejedora, es otro de los temas de conversación".