En el año 1984, trascendió la noticia nacional de que en la localidad de Brandsen había un "hombre gato" aterrorizando a los vecinos. No se sabía si se trataba de una criatura mitológica o de un delincuente vestido, pero el temor era seguro en los ciudadanos del lugar.
El Hombre Gato aparecía rasgando puertas y ventanas por las casas de Brandsen, también trepando techos y maullando de una manera exagerada, como si del aullido de un hombre lobo se tratara. En agosto del 84' fue el primer ataque de este personaje, a una menor de edad a quién rasguñó e hirió de forma desmedida. Semanas más tardes apareció el segundo testimonio de un joven atacado por el Hombre Gato.
El joven volvía caminando a su casa, durante la noche de un fin de semana, cuando percibió que un hombre estaba caminando cerca de él y empezó a apurar el paso, acción que el hombre replicó. El joven pensó que podría llegar a ser víctima de un robo, pero una suerte peor le esperaba. A los minutos, el Hombre Gato lo interceptó tacleándolo y comenzó a golpearlo. Una vez en el piso, el atacante, vestido completamente de negro y con un rostro de gato, lo miró fijo para maullar "muy fuerte y con una voz gruesa", dando comienzo a los rasguños en el cuello que lastimaron a la víctima en demasía. El joven contó que se desmayó por unos 15 o 20 minutos, y cuando despertó ya no estaba. De este ataque surgieron dos datos más que importantes: el primero, que el joven despertó con todas sus pertenencias (por lo que no era un ladrón); y segundo, que las pericias indicaron que las heridas en el cuello no eran de uñas humanas.
Algunas teorías indican que el hombre se vestía con una máscara y se ponía púas en las uñas para atacar, otras eligen jugar más con las especulaciones y fantasías. Lo cierto es que luego de un par de ataques más, intentos de guardias vecinales, confusión y fábulas urbanas; el Hombre Gato no apareció más en Brandsen.
Pero al año siguiente, en 1985, volvió a aparecer, esta vez en La Plata. Ocurrió en la esquina de las calles 36 y 124, cuando un joven denunció haber sentido maullidos muy fuertes, imposibles de pertenecer a gatos, por lo que salió a la vereda para verificar que ocurría y no vió "absolutamente nada, pero los maullidos venían del techo de un vecino". Al otro día, otro citadino esperaba el micro 275 y alrededor de las 2 de la mañana escuchó los mismos maullidos, acompañados del sonido de alguien (o algo) rasguñando la puerta de un vecino. En la mañana, efectivamente las marcas de rasguños se encontraban en la puerta del vecino indicado.
Otra joven platense declaró haber visto al Hombre Gato en las cercanías de 40 y 123, mientras volvía a su hogar luego de una noche de diversión. La muchacha declaró haber sentido maullidos iguales a los descriptos anteriormente, y luego voltearse hacía el techo de un vecino, donde observó a un hombre de casi dos metros de alto vestido completamente de negro. Sorprendentemente, la chica no pudo ver el rostro del humano-felino, ya que saltó del lugar de inmediato "con una elasticidad asombrosa".
Días más tarde acechó por los lares de Villa Elvira, donde vecinos de tres fincas distintas aseguraron haberlo visto. Nunca nadie fue detenido por los crímenes del Hombre Gato, ni nadie fue identificado siquiera como un sospechoso concreto.
