El cantante de cumbia Adrián Martínez, mejor conocido como El Dipy, tomó relevancia en los últimos meses como un opinólogo profesional, detractor de -supuestamente- los políticos "en general".
Se presentó a sí mismo como un antipolítica (que opina de política constantemente), como la voz del pueblo y de los humildes; a la vez que los menosprecia por ignorantes. Es decir, hipocresía caminante o un oxímoron en silla de ruedas.
Desde su lugar de antipolítica critica solamente a un sector de la misma, curiosamente. Y es que el antipolítica va a ser siempre de derecha, y esto no es algo que inventé yo. La política de la antipolítica es, en realidad, anti-estado y por lo tanto es de derecha. O sea, lo que hace es menospreciar constantemente al Estado y busca querer reducirlo. ¿Hay algo más de derecha que eso?
Lo más gracioso del querido Dipy es que su gente vive idolatrando a "los argumentos", cuando en realidad es una máquina de repetir "bájense los sueldos", o decir que nada es gratis y que eso se paga de los impuestos (de "la nuestra"), copiando las hazañas de Cristobal Colón.
En la famosa "pedaleada" en la que lo dejó Mauro Federico se nota exactamente el modus operandi del opinólogo. Le preguntan por primera vez sobre algo puntual, que fue la reforma judicial, a lo que Dipy en primer lugar chamuya magistralmente y cuando le consultan sobre "los puntos específicos" dice que la leyó "muy por arriba" e intenta que la conversación vuelva a su lugar de confort: Los políticos roban y él está del lado de la gente. Cabe destacar que dice que "a la gente que le hablas con tecnicismos no entiende", usando la subestimación al pueblo como excusa para salvarse de que su propia ignorancia quede expuesta.
Mauro Federico dejó pedaleando en el aire a El Dipy por hablar sin saber
— Revolución Popular (@RPN_Oficial) October 21, 2020
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Otra de las características que Dipy tiene de la derecha actual es la falsa martirización. Se pone en el lugar de decir lo que nadie se anima y nunca dijeron, cuando en realidad son discursos que nacieron con el sistema mismo: el desprecio sistemático al Estado, para permitir el avance del mercado. La martirización de la derecha está cada vez más de moda, y muy utilizada para avalar discursos de odio con la excusa de la libertad de expresión.
Otro de los momentos donde queda expuesta la falsa imparcialidad del Dipy la expuso el mismo en una especie de spot penoso, con sus supuestos momentos cúlmines de discusiones mediáticas, más parecido a un trailer de Michael Bay que a otra cosa. Allí le pregunta a un periodista si es peronista o macrista, cuando este le responde que es más afín al Frente de Todos, Dipy contesta de manera muy negativa. Si el periodista hubiese dicho que es macrista, ¿En qué cambiaba? Si supuestamente es antipolítica y no antiperonista.
— el Dipy (@dipypapa) October 21, 2020
Entonces, Dipy miente en todo lo que dice porque miente sobre el lugar desde el que lo dice. Se vende como objetivo, cuando la objetividad es imposible. El gran problema es que se presenta como amigo del pueblo y ajeno a la política, cuando es más derecho que Mayweather en el ring. Por lo tanto, desde una falsa imparcialidad vende verdades absolutas.
Querido Dipy: podes opinar de lo que quieras, pero salí del closet. Sos de derecha, al menos tené la decencia de aceptarlo.
