Una mujer, quién alquilaba un departamento, debía volver a firmar el contrato para poder continuar en la vivienda. Ocurre que la petición del propietario del lugar no fue del todo fidedigna, por el contrario, el hombre presionó y 'amenazó' a la mujer con que si no firmaba, se quedaría en la calle con sus dos hijas y él tomaría la posesión del departamento.
Aún así, no conforme con este apriete poco racional, el dueño utilizó las redes sociales para hacer pública la situación y, del mismo modo, mencionó al ejemplo en un grupo de propietarios para 'aconcejar' a los demás prestadores de propiedades diciendo que "hay que presionar a los a los inquilinos y meterles miedo. Jugar con su desesperación y angustia de quedar en la calle".
Del mismo modo, el hombre remarcó que pidió un aumento del 100% y que, debido a la 'desesperación' con la que conviven los inquilinos, estos se encuentran 'obligados' a aceptar; tal fue el caso de esta mujer.
Por último, el apoderado de la vivienda culminó su 'texto de tips contra los inquilinos' mencionando que estos últimos "por más que ladren, saben que tienen la de perder, porque están asustados".