Es conocida la zona roja de La Plata, lugar donde por las noches puede observarse a las trabajadoras sexuales buscando ganar un peso. Espacio de tanta delincuencia como prejuicios y mitos, hoy cuenta su historia en primera persona.
Valentina Pereyra, identificada como travesti/trans y trabajadora sexual que supo obrar en dicha zona, mantuvo diálogo con LAPLATA1.com y detalló cómo es la vida allí. "Nací en Santiago del Estero, vine a La Plata en 2009, antes de vivir en Capital Federal. Por cuestiones habitacionales, me vine a probar suerte y me quedé acá. Hace ya 9 años que estoy", comenzó su relato Valentina.
Sobre cómo terminó en nuestra ciudad, ahondó explicando que "nos pidieron a mi y a una compañera que dejemos el departamento, porque se presuponen un montón de cosas en base a la identidad de la gente. Una pareja amiga me dijo venite y quédate un tiempo, y yo vine porque no me quedaba otra".
Allí, comenzó a relatar sobre su vida en La Plata: "Seguí con el trabajo sexual, tuve que volver a la modalidad de la calle, pero es bastante difícil acá. Es complicado el tema de la zona. Antes notaba que no había hechos delictivos o inseguridad, con respecto a ahora que se ven más". En este sentido, precisó que "era complicado laburar en la zona por un montón de cuestiones, que pasaban en un montón de ambientes, pero acá me tocó más pesado".
Asimismo, se refirió a la actitud de las fuerzas policiales con respecto a esto y dijo que "el tema de la violencia policial era bastante complicado, hasta que arreglabas". Sobre esto, aseveró que "todo el mundo sabe que el trabajo sexual es la caja chica de ciertas comisarías. Al principio era caer presa todos los días, hasta que arreglas y te dejan hacer uso del espacio público. Hay un montón de cosas que nosotras normalizamos con respecto a la policía. Porque las fuerzas funcionan así también, con el amedrentamiento, con el abuso y un montón de cosas que la mayoría desconoce. La Policía hace abuso de autoridad y te dicen 'o arreglás o te metemos presa'. Y así te sacan la coima".
Explicó que ya no trabaja en la calle, pero que "hay muchas compañeras que siguen trabajando en esa modalidad, y algunas que no eligen precisamente el Trabajo sexual, pero no cuentan con otra opción. En un principio era llegar a laburar y ya te detenian inmediatamente. Desde las 10 u 11 de la noche hasta las 6 de la mañana que te soltaban, pero ya no quedaba nada por hacer a esa hora".
Luego de reiteradas denuncias, "casi nunca hay registros de detenciones de las compañeras, o sea ni de entradas ni salidas". Además, destacó que este no es el único peligro de trabajar allí, sino también existe la amenaza propia a la que están expuestas las feminidades en la calle de noche. "Cómo pasa en cualquier trabajo, que se sufren distintas situaciones de violencia de género", comentó Pereyra.
Asimismo, expresó que "llegas, saludas a tus compañeras de esquinas y pones tus pautas a la hora de seguridad y autocuidado. Es cuestión de con quién te vas, que la otra vea y esté atenta. Así nos cuidamos entre nosotras".
